Ahora que el atunero Alakrana navega hacia su patria administrativa, las islas Seychelles, con la tripulación feliz, sana y salva, nos queda por resolver el asunto de Willy. De Willy y su colega, un tal Raagegeesey, otro enriquecedor multicultural somalí que también anda por los calabozos españoles a la espera de que el juez Pedraz resuelva jurídicamente un caso, que seguramente pasará a los anales de la rapidez judicial si se cumplen las previsiones de la Audiencia Nacional. En un mes tiene previsto el juez Pedraz solventar este penoso asunto, para estupor de los procesados que llevan varios años esperando un juicio, pero como dice el ministro Caamaño, con las leyes, incluidas las procesales, no conviene generalizar.
Los gobiernos de los países civilizados tienen a gala no negociar con delincuentes, pero los españoles, muy nuestros, preferimos "morir antes que matar" (Bono dixit) y pagar a tocateja antes de realizar cualquier acción enérgica, no sea que nos acusen de belicistas.
Sea como fuere, la discreción proverbial de Zapatero, la leal colaboración de Rajoy, la facilidad expresiva de Moratinos y los buenos oficios a distancia de de la Vega, han hecho posible el que este penoso asunto se haya solucionado escasas horas antes de que venciera el ultimátum lanzado por las familias de los pescadores, hartas de la inactividad activa, pero discreta, de Rodríguez Zapatero.
Sólo queda "liberar a Willy" y su colega de apellido impronunciable, que con toda seguridad es una de las condiciones fijadas en las negociaciones del rescate. Rubalcaba podría organizarlo todo también de forma muy discreta, pero reciente como está el caso del bar Faisán no parece oportuno recurrir al chivatazo salvador. Además, los dos bucaneros están en la cárcel y esa es una complicación estratégica nada desdeñable. Por tanto, lo más fácil, como dice Anasagasti, es dar un volapié rápido en la Audiencia Nacional y preparar, también por la vía de urgencia, el correspondiente indulto.
Con estos antecedentes, no es seguro que los piratas vayan a respetar demasiado de ahora en adelante a los pesqueros españoles que faenan en la zona, pero para tranquilizar a todas las familias de los que tienen que ir a ganarse el sueldo a la costa de Somalia está el Bloque Nacionalista Gallego, que por boca de su diputada en el congreso Olaia Fernández Dávila, ya ha garantizado que su formación política está trabajando para asegurar la protección de nuestros barcos en el Índico. Y por si fuera poco aval, también el partido Eusko Alkartasuna se muestra firmemente dispuesto a acabar con los secuestros de pesqueros. Si yo fuera pirata somalí, emigraba inmediatamente al Caribe.