Barcelona ya no será la sede de la Agencia Europea del Medicamento, una decisión de la UE que, precisamente, hace honor al principio básico de la farmacopea y los cuidados de la salud, según el cual es mejor prevenir que curar. Y tanto que lo es. Las instituciones europeas tienden al derroche, no en vano están gestionadas por políticos, en su gran mayoría además amortizados ya en sus países de origen, lo que les convierte en los peores fanáticos del gasto sin control; pero incluso para los burócratas de Bruselas hay un límite. Cómo será el descrédito de Cataluña, y muy especialmente de Barcelona, que ni siquiera ellos se atreven a llevar a mil funcionarios con sus familias a un lugar donde la seguridad jurídica brilla por su ausencia salvo que seas profesor independentista, mantero u okupa.
La alcaldesa de Barcelona no oculta su satisfacción por este nuevo éxito municipal. Está particularmente contenta porque sus votantes no estaban dispuestos a que se instalara en su ciudad una agencia que busca el afán de lucro de las farmacéuticas. Como es bien sabido en los arrabales ideológicos donde de donde procede Colau, las empresas dedicadas a la fabricación de medicinas comercian con nuestra salud, provocan enfermedades, infectan con vacunas a los niños y se hacen de oro con el sufrimiento de los pacientes terminales a pesar de que poseen la cura de las enfermedades mortales, solo que no lo quieren decir para seguir explotándonos, con la connivencia de todos los Gobiernos.
Las bases del movimiento revolucionario podemita en su versión catalana no estaban dispuestas a que Barcelona albergara una institución de estas características. Ellos, como seres de luz que son, prefieren las llamadas terapias alternativas, que humanizan el trato al paciente y lo curan a base de agua con azúcar diluida a extremos infinitesimales y tratamientos de equilibrio energético de los chakras, que ahí es, precisamente en los putos chakras, donde reside el origen de toda enfermedad.
O sea, que todo fenomenal. Los barceloneses siguen disfrutando de lo votado y no paran de recibir buenas noticias. La huida de la Agencia Europea del Medicamento es el último éxito de Colau, pero hasta el último domingo de mayo de 2019 hay margen para nuevas conquistas sociales, porque el descrédito abrumador de Barcelona es algo que le viene muy bien a los comunistas que gobiernan la ciudad.
En lugar de un centro continental para la investigación farmacéutica, Barcelona merece una Agencia Alternativa para el Top Manta y la Okupación, que convierta definitivamente a la Ciudad Condal en referente mundial de veganos, senderistas, manteros y okupas. Todo se andará.