Corren tiempos duros para todas las profesiones, pero muy especialmente para aquellas que tienen su fuente principal de ingresos en los presupuestos de los organismos públicos, como los mayoristas de medicamentos, los restaurantes de lujo o el tertuliano medio especializado en televisiones públicas.
Hay una especie de justicia poética en el hecho de que sean el partido y el político que llevan seis años jaleando de forma profesional quienes estén a punto de llevar a la ruina a esta fiel infantería mediática a consecuencia de la catástrofe financiera en que han sumido a todo el país. A partir del año próximo, los tertulianos progresistas deberían verse obligados a diversificar sus actividades y encontrar alguna empresa privada rentable que quiera hacerse con sus servicios, que es exactamente lo que hacen de forma habitual todos los opinadores que no abrevan en los caudalosos arroyos financiero-mediáticos gestionados por el PSOE.
Sin embargo no ocurrirá nada parecido, porque para eso están las empresas mediáticas controladas por el Partido Popular en las comunidades autónomas en que gobiernan, siempre dispuestas a acoger al tertuliano de izquierdas con tanto cariño como desprecio dedican al liberal que han tolerado en sus programas cuando había vacas gordas y se podía fingir cierta pluralidad opinadora.
Los bolos regionales que los equipos habituales de tertulianos han venido protagonizando semanalmente van a cambiar de frecuencia y de composición, al menos en lo que corresponde a las televisiones controladas por el PP. No es que antes tuvieran el detalle habitual de contar con intelectuales que defendieran los valores y principios de sus votantes, más allá de una cuota residual, preferentemente indígena, a modo de concesión a cierto exotismo ideológico, pero una vez que el dinero se acaba, es evidente que los últimos miles de euros van a ser entregados a sus adversarios mediáticos más radicales, a ver si aplacan su ira progresista durante los meses que quedan hasta las elecciones.
Los tertulianos progres tienen la elevada misión de hacer entender al populacho que las brutales agresiones al bolsillo de los más débiles que va a perpetrar el PSOE son única y exclusivamente por su bien, y en esa distinguida tara siempre van a encontrar el rendido apoyo de las radios y televisiones controladas por los populares, cuya sagacidad para la batalla mediática ha sido, es y será siempre proverbial.
Cuando hay dinero se forran con las administraciones socialistas y cuando escasea se enriquecen aún más gracias a las controladas por el PP. Estén atentos los próximos meses a la parrilla de su televisión autonómica si viven en una comunidad gobernada por el PP. Ya verán qué cosas, ya.