En internet han comenzado a aparecer videos en los que los terroristas del Estado Islámico subastan a mujeres pertenecientes a otras religiones, cuyo precio fluctúa según sea su edad, estado de salud o color de ojos. Los hombres capturados por el grupo del califa Bagdadi son obligados a elegir entre convertirse al islam suní o ser ejecutados. Las mujeres son separadas en función de su edad: las niñas y las jóvenes suelen acabar vendidas como esclavas sexuales.
Hanan (nombre ficticio), una joven yazidí de 19 años secuestrada en Sinjar el pasado mes de agosto, junto a miles de habitantes de la ciudad, pudo huir de este horror y cuenta ahora para la cadena norteamericana CNN las condiciones en las que se desarrolló su cautiverio.
Los yihadistas solo evitan asaltar sexualmente a las mujeres que acaban de dar a luz o que están amamantando a sus bebés, pues las consideran impuras. Hanan no estaba en ninguna de estas situaciones, por lo que fue encerrada junto a otras 50 cautivas en una misma celda. Así relata cómo funcionaba el terrible harén del que entró a formar parte:
Nos alinearon a cincuenta de nosotras en filas de a diez. Nos dijeron "No os mováis, no lloréis o vamos a golpearos". Los hombres entraban, describían el tipo de chica que querían y la escogían a su gusto.
Más tarde, Hanan fue separada con otras seis jóvenes y encerrada en una casa de la localidad, con dos terroristas custodiando la puerta de entrada. Pronto tendrían una nueva compañera.
Trajeron a una chica yazidí que llevaba con ellos dos meses. Vestía un ‘niqab’ negro. Nos dijo que nos harían lo que le habían hecho a ella. La joven nos habló en kurdo y dijo que la golpearon, esposaron y violaron.
Hanan y sus compañeras decidieron que esa noche tratarían de huir, pasara lo que pasara. Durante la madrugada se descolgaron por la ventana. Hanan fue la última en poder escapar. Las dos chicas que iban detrás de ella no pudieron hacerlo porque fueron sorprendidas por los guardianes cuando todavía no habían saltado. Tras cuatro horas huyendo a pie, dejaron el territorio controlado por el Estado Islámico.
Hanan y cuatro de sus compañeras de cautiverio pudieron escapar con vida, pero los terroristas del Estado Islámico mantienen encerradas en auténticos almacenes de esclavas sexuales a numerosas mujeres, en su mayor parte yazidíes. Su destino está en manos de un grupo de criminales que, como han explicado en su revista mensual, consideran que "esclavizar a las familias de los infieles y tomar a sus mujeres como concubinas es algo firmemente establecido en la sharia".
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