Cuando ya habíamos quedado en que las encuestas electorales son un mito, porque nadie conoce a alguien al que hayan entrevistado con ese motivo, va una señora muy amable y me llama por teléfono en nombre de una conocida empresa demoscópica para preguntarme qué tal veo España. O sea que es cierto que estas encuestas existen y que realmente preguntan a personas de carne y hueso, así que los errores de bulto que suelen cometer las empresas del ramo responden, bien a que la matemática estadística es muy compleja y deja amplios márgenes de error, bien a que los españoles somos unos embusteros redomados cuando un desconocido nos pregunta a quién pensamos votar.
Yo he dicho la verdad, porque para una vez que me incluyen en un estudio de campo no quería hacer quedar mal a los que han tenido el detalle de consultarme. Así que he confirmado a la señorita entrevistadora que, según mi criterio, bien formado porque veo mucho las tertulias de La Sexta, España progresa adecuadamente. No es una afirmación gratuita, sino la conclusión a la que llegas forzosamente después de un hábil interrogatorio, en el que te preguntan por los más recientes efectos positivos que has notado en tu economía. Si has comprado algún electrodoméstico en los últimos seis meses o algún cacharro informático y tienes alguna perspectiva laboral medianamente sólida, tienes que aceptar que la situación actual no es peor que la de hace un año, salvo que prefieras que piensen que eres tonto o un fan de Pablemos empeñado en negar la realidad.
Los tertulianos progresistas y los políticos de izquierdas insisten en el argumento sentimental de las ancianas que morirán ateridas de frío este invierno (a pesar del calentamiento global) por culpa del capitalismo, para advertir de que esto no sólo no mejora, sino que estamos al borde del Apocalipsis. Pero como decía el otro día Albert Rivera en la frikitertulia por antonomasia de la televisión española, lo que necesita el país no es repartir cheques a las familias necesitadas, como pretenden los pablemos de todos los partidos, sino hacer que puedan pagar holgadamente sus facturas, y eso sólo se consigue con más libertad, no con más políticos.
España está mejor que hace un año, como rezan los principales indicadores económicos, y probablemente el año próximo será mejor que éste que ahora acaba. Otra cosa es atribuir el éxito al Gobierno o sostener que todo esto está pasando a pesar de Rajoy. En todo caso, lo que es seguro es que con la alternativa de izquierdas que tenemos en perspectiva la ruina está garantizada. Si llegan al poder, además, las únicas encuestas de intención de voto las hará un organismo público como éste. Aprovechemos para mentir a los encuestadores mientras tanto.