Con las peleas entre los iconos progres y su órgano oficial de expresión me divierto muchísimo, qué quieren que les diga. Si, además, el damnificado es un cineasta reputado y, en concreto, "nuestro director más internacional", que es la fórmula canónica de referirse a Pedro Almodóvar, el espectáculo es como para sentarse en primera fila con un bocadillo de panceta.
Todo arranca a raíz de un artículo bastante rudo del no menos montaraz crítico del periódico del grupo PRISA, en el que, en un arrebato de sinceridad, ponía a caldo la última película del intelectual manchego sin ahorrar epítetos a cual más desdeñoso.
Se queja Almodóvar de que en Francia le tratan mejor que en España. Hombre, creo que en España las instituciones no le tratan demasiado mal (sólo hay que echar un vistazo al memorial del trinque presupuestario que publica periódicamente el ministerio de kultur), otra cosa es que los espectadores tengan una opinión distinta al Gobierno y obren en consecuencia cuando van al cine. En todo caso, Almodóvar aún no ha acusado a Sarkozy de intentar dar un golpe de estado a la República, como sí hizo con Aznar, y por otra parte los franceses, a diferencia de los españoles, no le financian las películas con sus impuestos, datos ambos que tal vez contribuyan a explicar por qué en el país vecino la aceptación de su cine tiene carácter trasversal.
Pero más allá de las imputaciones de nuestro Pedro al periódico El País sobre la falta de cariño hacia su ilustre persona y la saña con que le persigue su crítico cinematográfico, lo que más ha dolido al grupo PRISA es que Almodóvar le compare con la COPE.
La acusación no se sostiene porque esa radio, que yo sepa, ha glosado meritoriamente sus películas cuando los profesionales encargados del ramo lo han creído oportuno, y si ha realizado un pestiño se han limitado a constatarlo con grandes dosis de piedad como corresponde a un medio de la conferencia episcopal. Otra cosa es que el público que escucha la COPE se sienta aludido por el desprecio hacia la derecha sociológica del que siempre ha hecho gala el director manchego y, en consecuencia, prefiera no darle ni un euro más del que el Estado saca de sus bolsillos anualmente vía impuestos.
Por eso cuando el grupo PRISA protesta porque le igualen con la COPE tiene toda la razón. No hay comparación posible. Y entre el público de ambos medios mucho menos. Al menos de momento.