El ministro de Justicia es un hombre afortunado, al menos en lo que se refiere a la familia, porque nadie negará que es difícil encontrar un ejemplo más conmovedor de devoción fraterna que el de Sorrocloco hacia el líder del afamado grupo musical Flop & pops, la versión funky de Los Sabandeños. Porque si hemos de creer a Porroloco cuando habla de mienmano, el ministro lo hace todo bien, desde la música pop al derecho público, pasando por el mojo picón. Vamos, que lo mismo canta un temazo de los Bee Gees que hace un dictamen sobre la constitucionalidad de la negociación con la ETA, y en ambos casos te pone los pelos de punta. Es comprensible que el enmano no sea capaz de seguir el sabio consejo que el Sr. Lobo daba a sus colaboradores en la película "Pulp Fiction", crucial para no perder la compostura ni excederse en el halago empalagoso.
El socialismo español no se ha distinguido jamás por sus aportaciones doctrinales al pensamiento marxista, pero a cambio ha dado a la Historia del progresismo figuras emblemáticas como la del mienmano, institucionalizada en su día por los Guerra, en una tradición que hoy siguen cultivando orgullosos los López Aguilar con la ayuda de las nuevas tecnologías. El mayor de los Guerra enseñaba a la prensa fotografías retocadas de su famoso hermano cuando era un bebé luciendo un paquete descomunal; Estreptocloco, en cambio, acorde con los tiempos, utiliza Internet para dar rienda suelta a su creatividad.
Por cierto ¿Qué edad tiene Rojoloco? Lo pregunto porque lo de hacer el chorra en las web basura de la izquierda subnormal es más propio de preadolescentes ociosos que de señores talluditos, acostumbrados al trato diario con "uno de los constitucionalistas más prestigiosos del mundo". Sus insultos al presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo son tan delicados como el trazo de sus caricaturas. Por no hablar de su fijación con quienes la secta progre ha designado enemigos oficiales del proceso de modernización estructural al que asistimos, algo que dice muy poco de su independencia de pensamiento y mucho de la tendencia irrefrenable al balido apesebrado, tan típica entre la izquierda caviar.
Pero lo que interesa en este momento es aprovechar la feliz circunstancia de su relación familiar, para pedirle a nuestro ministro de Justicia, recuerden "uno de los catedráticos de derecho constitucional más prestigiosos del mundo", su opinión sobre las vejaciones verbales cometidas por su hermano contra las víctimas del terrorismo y su compatibilidad con los valores constitucionales. ¿Es el insulto a las víctimas de la ETA un nuevo "derecho de ciudadanía"? Venga ministro, ilústrenos, campeón.