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Pablo Molina

El Rescatable se niega a declarar

Rajoy compareció ante los espectadores de la primera cadena de TVE, se sometió a las preguntas de los periodistas presentes... y no hubo nada.

Mariano Rajoy Brey compareció ante los espectadores de la primera cadena de TVE, se sometió a las preguntas de los periodistas presentes... y no hubo nada. Porque el presidente del Gobierno no dijo nada del rescate interruptus al que parece abocado el país, ni sobre la andanada independentista de la Diada, y menos aún acerca del modelo de estado, cuya reforma resulta imprescriptible en caso de que su voluntad de reducir el déficit público del conjunto de las administraciones sea sincera.

En cambio, cuando fue preguntado por la excarcelación voluntariosa del asesino Bolinaga sí aportó algunos datos, como el del peso del criminal, que, a juicio del presidente del gobierno, parece ser una información relevante que ha de conocer el ciudadano medio para ponderar adecuadamente la decisión de su ministro de Interior. Por dos veces informó Rajoy a la audiencia de que el etarra pesa 47 kilos, en un arrebato de sentimentalismo impropio de quien además se ha juramentado para cumplir las normas del Estado de Derecho sin concesiones. "Oiga, es que pesa ahora mismo 47 kilos", dijo Rajoy a sus entrevistadores con gesto compungido. ¿Y bien? Salvo que el índice de masa corporal sea ahora un argumento jurídico para decidir sobre la situación penitenciaria de un asesino, el dato es perfectamente irrelevante. Ortega Lara pesaba menos aún cuando fue rescatado de las garras de este salvaje y no por ello los tribunales endurecieron las penas por considerarlo un agravante. Como debe ser, por otra parte, y como debería ser también ahora, si el PP hiciera honor a su trayectoria de siempre en materia antiterrorista.

Así pues, tras una hora de interrogatorio, si bien en un tono más obsecuente tal vez de lo recomendable, los españoles seguimos sin saber qué es lo que quiere hacer Rajoy con España, más allá de su insistencia, con pulcritud de perito contable, en la necesidad de ajustar las cifras macroeconómicas para seguir en el euro. A pesar de que fue repreguntado con insistencia, Rajoy no explicó si va a solicitar el rescate soberano ni en qué términos lo hará, llegado el caso. A cambio nos tomó un poco el pelo afirmando, como una decisión de su gobierno que debería compensar tanto recorte, que la partida de las pensiones ha crecido y lo va a seguir haciendo, cuando lo cierto es que se trata de un derecho adquirido por los cotizantes cuyo montante total fluctúa únicamente en función del número de perceptores de rentas pasivas, sin que el gobierno tenga el menor margen de maniobra en uno u otro sentido.

Para finalizar, y tras rescatar con dinero de todos los españoles a la quebrada Generalidad, Rajoy despachó el envite con que hoy premiará el nacionalismo catalán sus desvelos eludiendo las consecuencias de este alegato formal por la independencia, dada la importancia prioritaria de otros asuntos generales, como el del déficit, en el que "todos debemos estar muy unidos". Tampoco tocaba hablar de este asunto.

Se supone que cuando un presidente del gobierno comparece en la televisión pública en horario de máxima audiencia es porque tiene algo muy importante que decir a sus ciudadanos. Para informarnos del peso del etarra Bolinaga hubiera bastado con una simple nota de prensa. Hablando de austeridad.

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