En el Grupo Prisa andan bastante preocupados con los "usos autoritarios e intervencionistas" de Zapatero. No porque consideren esas actitudes incompatibles con una democracia liberal, claro, sino porque, en este caso y por primera vez en la historia de España, el beneficiario no es el grupo mediático fundado por don Jesús de Polanco (¡Presente!).
El diario El País, que tradicionalmente opina sobre los asuntos importantes con dos días de retraso (los progres son venenosos pero algo lentos), ha reaccionado en este caso con asombrosa celeridad para recetarle a ZP un par de páginas en todo el morrillo y un editorial hasta la bola, adornado con un hueco preferente en la misma portada para que no se diga. La sospecha de que los "brujos visitadores" estaban operando por debajo de la mesa durante las negociaciones para unir las dos plataformas de referencia de la izquierda mediática se convirtió en certeza tras este último consejo de ministros con la concesión de un canal de TDT de pago a Mediapro, y eso es algo que Prisa no puede tolerar bajo ningún concepto aunque sólo sea para honrar la memoria de su fundador.
Tras la concesión de Zapatero de un canal de TDT de pago a Roures y Milikito, el diario de Prisa habla de una decisión "escandalosa y abusiva" para "satisfacer los intereses de un grupo de amigos", que, curiosamente, es lo mismo que pensamos muchos millones de españoles cuando Felipe González concedió a Prisa un canal analógico de pago, suceso inédito en toda Europa hasta ese momento. En aquél momento, El País no consideró la decisión del Gobierno felipista ni "abusiva" ni "atropellada" como hace ahora con Zapatero, sino por el contrario todo un acierto que ampliaba el derecho a la información de los ciudadanos. La coherencia está bien hasta que a uno le tocan el bolsillo, y no hay nadie más celoso de sus intereses económicos que un empresario de izquierdas.
Con todo, lo más divertido de todo este asunto es el motivo aducido por la vicepresidenta para haber concedido a Roures un canalito de pago justo antes del comienzo de la liga, de forma que pueda explotar el fútbol a la carta ya desde el primer partido. Según "la represaliá", es una medida más entre las muchas puestas en marcha por el Gobierno para luchar contra la crisis económica que nos azota a causa de Bush, Aznar y el neoliberalismo salvaje.
Desde luego, los amigos de Zapatero van a poder capear las actuales "dificultades transitorias" (Solbes dixit) de una forma ligeramente más confortable que los prisaicos, a los que han arrebatado el monopolio del fútbol de pago. Esto nos sitúa ante un panorama muy divertido en el que veremos al buque insignia de la izquierda mediática atizar a Zapatero una y otra vez hasta que rectifique o proporcione a Prisa una compensación suficiente. Con un poco de suerte es posible que incluso El País comience a editorializar la actualidad sin dejar pasar las preceptivas cuarenta y ocho horas marca de la casa. Si es que el grupo no quiebra antes, claro, terrible pérdida de la que los españoles de bien no nos recuperaríamos en muchos años.