Si no sabe de qué va ACORN (la Asociación de Organizaciones Comunitarias por la Reforma), vaya documentándose. Este colectivo izquierdista debe el 40% de sus ingresos al contribuyente americano –usted y yo– y ha hecho valer casi cuatro décadas de subsidios para abrir sucursales que promueven el Estado de bienestar y socavan el capitalismo y la independencia. Algunas de ellas son responsables de la perpetuación de la inmigración ilegal y de instar al fraude electoral. Un nuevo informe de denuncia presentado por la Liga por los Derechos del Consumidor afirma que ACORN, radicada en Chicago, ha violado los requisitos para recibir fondos públicos, ya que financia proyectos de contenido político. ¿Quién luchará en Washington para garantizar que su dinero no se está gastando en estas actividades radicales?
No se moleste en preguntar a Barack Obama. Él comenzó a trabajar como ”organizador comunitario” y representante legal de ACORN. Como es natural, el comité de acción política de ACORN ha dado su apoyo encarecido a su campaña presidencial. La directora de ACORN, Maude Hurd, prodiga halagos a Obama como el candidato que ”mejor entiende y puede forzar el cambio en los asuntos que preocupan a ACORN" tales como garantizar su masivo suministro del dinero que tanto le costó ganar a usted. Miremos de cerca el ACORN que conoce Obama.
El pasado mes de julio, ACORN protagonizaba el mayor caso de fraude electoral de la historia del estado de Washington. Siete empleados de esta ONG habrían enviado casi 2.000 instancias de registro electoral falsas. Según el sumario del caso, se patearon las guías telefónicas en busca de nombres que utilizar en las instancias, incluyendo "Leon Spinks," "Frekkie Magoal" o "Fruto Boy Crispila." Tres falsificadores electorales de ACORN se declaraban culpables en octubre. Un fiscal del condado de King County llamaba “acto de vandalismo contra el censo electoral” al sabotaje delictivo llevado a cabo por ACORN.
Los actos de vandalismo del colectivo contra la integridad electoral son sistemáticos. ACORN se ha visto implicado en tramas de fraude electoral parecidas en Missouri, Ohio y otros 12 estados más al menos. El Wall Street Journal señala que "En Ohio, en 2004, un empleado de una oficina recibió crack como pago por instancias falsas que incluían votantes menores de edad, electores fallecidos y nombres prominentes de la comunidad como Mary Poppins, Dick Tracy o Jive Turkey. Durante una sesión del Congreso en Ohio tras las elecciones de 2004, funcionarios de varios condados del estado explicaron el método de ACORN, consistente en presentar miles de instancias el último día del plazo, incluso si se habían recogido meses antes.” En marzo, funcionarios electorales de Filadelfia acusaron a este colectivo sin ánimo de lucro de presentar registros electorales falsos con vistas a las primarias de Pennsylvania del 22 de abril. Las acusaciones han sido remitidas a la oficina del fiscal del distrito.
Bajo el disfraz de "defensa del consumidor," ACORN ha recibido dinero de la Secretaría Federal de Vivienda y Planificación Urbana. Este departamento financia a cientos, si no miles, de colectivos “de lucha contra la pobreza” de izquierdas por todo el país, encabezados por ACORN. El pasado octubre, la Secretaría anunciaba más de 44 millones de dólares en nuevas partidas económicas para el asesoramiento en inversión inmobiliaria destinadas a más de 400 iniciativas estatales y locales. La Casa Blanca ha aumentado la financiación a la asesoría inmobiliaria un 150% desde que este servicio se crease en 2001, a pesar del papel que la mayor parte de los receptores de estas ayudas juega como satélite activista del Partido Demócrata. La Asociación Americana de Jubilados se llevó casi 400.000 dólares en concepto de formación; el Consejo Nacional de La Raza sacó más de 1,3 millones de dólares; la Liga Nacional Urbana trincó casi un millón; y la Corporación de Vivienda de ACORN percibió más de 1,6 millones de dólares.
Como señala la Liga por los Derechos del Consumidor en su denuncia, la Corporación de Vivienda de ACORN ha trabajado para obtener hipotecas para extranjeros ilegales en colaboración con Citibank. Utiliza ingresos sin declarar, dinero “bajo cuerda”, que puede no declararse a la Hacienda Pública. Además, las operaciones de “justicia fiscal” del grupo atacan a los prestamistas de créditos “exóticos”, al tiempo que recomiendan hipotecas a 10 años de interés fijo (que niegan al comprador la posibilidad de convertir a préstamo amortizable) y peligrosas hipotecas reversibles. La documentación publicada saca a la luz discusiones internas entre el grupo que sobrepasan el límite entre su labor de ayuda a la adquisición de viviendas que les exime de impuestos y sus agresivas actividades electorales. El grupo parece extorsionar a las empresas a través de incesantes ataques de relaciones públicas, y a continuación, y tras recibir un pago, suscribe acuerdos de no agresión con las firmas en las que pone sus miras.
Los republicanos han hecho oídos sordos a este fenómeno mientras ACORN ha ampliado su imperio de financiación pública. Pero por fin unas cuantas voces conservadoras en el Congreso han instado a investigar los obvios planes de extorsión del colectivo. Esta semana, los representantes Republicanos Tom Feeney, Jeb Hensarling y Ed Royce instaban al demócrata Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Vivienda, a convocar una sesión de investigación sobre las presuntas irregularidades cometidas con los fondos públicos por parte de la dirección de ACORN y sus subordinados.
¿Cuál es la postura del candidato de la Esperanza y el Cambio, el candidato de la Reforma y la Nueva Política, sobre el asunto? Barack Obama, el senador de ACORN, está a favor de más subsidios de este tipo a la extrema izquierda en nombre de la lucha contra la pobreza al tiempo que enriquece a sus correligionarios políticos. A esto le llamo yo estilo Chicago.