Tengo que reconocerles que estoy dándole vueltas a la teoría de Luis del Pino, que desea que PP, Ciudadanos y UPyD tengan un buen resultado. Podemos estar de acuerdo en que algunos, especialmente los primeros, se lo merecen entre poco y muy poco, pero al final es preferible que en el Parlamento catalán haya una veintena de diputados no nacionalistas, con todos sus defectos, que no que la representación se quede en diez o doce. Otra cosa es el mal menor: eso es tener que escoger entre Lissavetzky y Gallardón. Además, viendo como el futuro presidente perdonaba la tara de hablar en castellano en tevetrés y como eso ha dado vía libre a la opinión subvencionada para llamar idiota a Albert Rivera y a la candidata del PP, que se pegó a su rueda, ya tienen un motivo de más para desearles un feliz domingo. Por cierto, volviendo al tema del frenopático, qué difícil es explicar, después de treinta años de terapia, que hablar en castellano en tevetrés es algo que debería ser normal.
Desde luego, si al final Ciudadanos consigue entrar en el Parlamento autonómico de nuevo, tendrá un mérito indudable. No sólo por el hecho de que se hayan recuperado de sí mismos, sino porque han entrado en un periodo de buena suerte y buena imagen, impensable hace un año. El cambio y el reconocimiento de errores pasados es más una impresión que una realidad, y es que, como ya les he dicho alguna vez, a Ciudadanos se le atribuyen las batallas y las causas de Pepe Domingo o de Paco Caja, cuando ninguno de los dos es de Ciudadanos, y cuando Ciudadanos ha ido a remolque de ellos, y el PP a remolque de todos los demás. Pepe ha recuperado su plaza, y Paco Caja cierra la lista de UPyD por Barcelona.
Los intelectuales han vuelto todos, menos Boadella y Teresa Giménez que están con UPyD. Han vuelto incluso los que se fueron con gran aparato eléctrico, ya fuera por lo de Libertas o por la fundación del partido de Rosa Díez. La baja de la candidata a la alcaldía de Barcelona y de algunos militantes más, la han suplido con creces con Joan López, ex diputado del PP, un tipo al que yo votaría se presentara por el partido que se presentara. Han recogido a los que no caben al lado de Rosa Díez, y han conseguido pasarle a ella todas las crisis y mini crisis de los primeros tiempos y su correspondiente amplificación. Cuatro años atrás, la baja de un militante censado en el segundo izquierda, escalera B, de la calle Barquillo doce, era considerada el inicio de una nueva crisis; hoy, errores de mucha más enjundia pasan desapercibidos. Incluso han conseguido que se obvie que en alguna provincia, en las listas de UPyD en estas elecciones hay más candidatos de Ciudadanos en 2006, que en las de Ciudadanos. Y, con todo ello, si las encuestas aciertan y no se ha inflado el globo, Ciudadanos está en condiciones de repetir el éxito de 2006.
Si eso acaba siendo así, será un mérito indudable. Les dejo para otro día analizar por qué después de cuatro años el PP sigue teniendo a su lado, más o menos a su izquierda, el mismo problema; si es que lo tiene, claro.