Entiendo que el asunto de los guiñoles de Canal + Francia haya molestado por lo grosero y por lo burdo, pero, igual estoy yo equivocada, o me parece excesivo que se hayan elevado quejas por conducto diplomático, y que el Rey, Rajoy y el ministro del ramo hayan querido decir la suya. Me parece exagerado porque con los asuntos extradeportivos las más altas instituciones suelen mirar hacia otro lado. Nos ofende que se ponga en duda la limpieza de nuestros deportistas, pero se permite la continua deslealtad y el insulto de señores y señoras que, en teoría, han jurado cumplir la Constitución. Los del guiñol estarán alucinando si han leído al socio preferente del Gobierno de Rajoy decir que Cataluña lleva trescientos años invadida; y que no pase nada, me refiero.
Es cierto que las declaraciones de Artur Mas a Le Monde son una especie de recopilatorio de grandes éxitos. Lo que ha dicho Mas a un periódico francés es lo que dice el portavoz de la Generalitat cada semana, la presidenta del Parlament cada vez que puede, la TV3 durante veinticuatro horas al día, todos los días del año, el periodismo nacionalista moderado, y los sindicatos, que en Madrid insultan a Esperanza Aguirre, y que en Barcelona arropan a Miquel Roca pidiendo para Cataluña la independencia fiscal. Ni siquiera la referencia a los trescientos años de invasión es algo nuevo; ustedes no soportan nuestro Día de la Marmota particular, que es el once de septiembre. Un amigo que lleva viviendo un año en Cataluña me dijo que este año la Diada le había parecido "especialmente reivindicativa". Me lo dices al año que viene, contesté. Y tampoco es lo más grave ni lo más ridículo. En 2006, Convergencia realizó una ofrenda floral a la tumba de Guifré el Pilós como acto de fin de campaña, superando con creces al vergonzoso pacto del Tinell o a la visita al notario. Superándolos por la vergüenza ajena, quiero decir.
El problema no es que en España se haya asumido y tolerado la deslealtad continua. De hecho, Mas no hace estas declaraciones en su condición de líder nacionalista: hace estas declaraciones en su condición de representante ordinario del Estado en Cataluña. Más que ordinario, zafio. Pero les digo que no es un problema porque nadie le llamará al orden. Después del discurso intolerable en la Moncloa sobre las líneas rojas, la respuesta del Gobierno fue apoyar los presupuestos de Mas a cambio de nada y presumir de ello. Así que no esperen grandes machadas o invocaciones al artículo 155; que podían haber aprovechado la reforma veraniega de la Constitución para derogarlo por inútil. En realidad, no esperen ustedes nada.