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Maite Nolla

Resumen semanal

Hay que llenar mucho la despensa para tener un remanente para este tipo de eventualidades. Desde luego, robar –presuntamente– mucho, te garantiza poder salir de la cárcel, y en el caso de la cúpula pujolista, no volver a entrar en ella.

Me pregunta una amiga nacionalista que qué miedo tenemos los españoles a las mal llamadas consultas de este domingo. Yo miedo no tengo, la verdad; el que tiene miedo es Artur Mas, que ya ha dicho que una consulta evidenciaría que Cataluña quiere seguir siendo España. Es más, yo soy partidaria de hacer ya un referéndum, bajo la condición de que si sale el "no" sea definitivo; porque si sale "sí" seguro que lo será.

Les recomiendo que no se lleven la falsa impresión de que a este Gobierno todo el mundo le toma por el pito del sereno. Todo lo contrario. Es parte de su estrategia. El Gobierno se va a lavar las maninas –algún día les explicaré una anécdota descacharrante que me pasó en Gijón– y va a permitir el uso ilegal del censo, del padrón y de los medios públicos para fines privados, porque el ministro de Justicia se manifiesta contra el bilingüismo y contra la Constitución. Marruecos no nos torea, nos da órdenes. Zapatero amplía el catálogo de derechos y libertades de todos, menos de los que atentan contra nuestro interés general. Y lucha contra el blanqueo de capitales y los paraísos fiscales, excepto contra la cueva de piratas llamada Gibraltar. Y todo en una semana.

Aunque a mí, lo que me ha sorprendido esta semana, además de que el ABC le dé un premio a Carmen Chacón –próxima española del año–, es que la paz valga lo mismo que la libertad: un millón de euros. Casualidades del destino, mientras los noruegos hacían entrega de un millón de euros a Obama en reconocimiento de lo que Obama puede hacer por la paz –¿es una donación bajo condición?–, el pujolismo depositaba la misma cantidad en la cuenta que a tal efecto tiene habilitada la Audiencia Nacional; por dos. Eso sitúa a Cataluña en el corazón de Occidente. El Nobel a Obama es lo más parecido a una subvención, como las que se dan para los cursos de formación de parados. Si el dinero no se destina a los cursos, te pueden obligar a devolverlo. A ver si hacen lo mismo. Lo otro es más complicado. Hay que llenar mucho la despensa para tener un remanente para este tipo de eventualidades. Desde luego, robar –presuntamente– mucho, te garantiza poder salir de la cárcel, y en el caso de la cúpula pujolista, no volver a entrar en ella. Como pasa con Millet, aquí acaba todo. Entre tres y cuatro años de instrucción y otros tantos para obtener una sentencia definitiva, nos plantamos con los presuntos con casi ochenta tacos.

Y para acabar, este fin de semana se desploman las temperaturas en España, como justo boicot a la manifestación de los sindicatos. Pese a las permanentes acusaciones contra Madrid y todo el rollo, los catalanes hemos exportado el modo catalán de hacer política, es decir, las fórmulas de democracia participativa, que dice mi colega Álvaro Vermoet. El individuo como último eslabón, no fuera a ser. Para evitar que la gente se manifieste contra el Gobierno, los sindicatos se manifiestan contra la gente. Abríguense.

En España

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