Menudo argumento aplastante: las urnas avalan un proyecto. Visto así, el voto no es más que un burladero para algunos. Desde luego, el del "respaldo mayoritario" es un argumento con poco peso, porque seguramente el PP hubiera arrasado igualmente en Valencia si el candidato no hubiera sido Camps. Y por mucho que la izquierda y sus cómicos se agarren a un traje ardiendo, el porcentaje de votantes que se van a sentir lo suficientemente ofendidos por el asunto del soborno impropio y que van a cambiar su voto en noviembre o en marzo, es mínimo o ridículo.
Ya lo dijo el filósofo Puigcercós, fino patricio liberal, la corrupción ni da ni quita votos. En primera instancia se valora la urgencia y la necesidad de echar a este desastre de Gobierno, y en segunda instancia se sopesa que si el PSOE presenta a Rubalcaba, que está de Faisán hasta arriba, el PP puede presentar a Camps, que, al fin y al cabo, no robó nada, sino que aceptó unos trajes y gestionó de puñetera pena el asunto.
Pero los votos no son, o mejor dicho, no deberían ser un burladero. Ni convierten en invisible a la corrupción, como si fueran la capa de Harry Potter. Y ahora que el PP ha teñido de azul el mapa de España, ahora que es posible que tengan que poner gradas supletorias en el Congreso porque no va a caber tanto diputado popular, es el momento de tomar decisiones que tengan un respeto hacia los que somos llamados al voto. Es cierto que la imputación o incluso que te abran juicio puede ser una situación de lo más injusta si el tiempo y el juez te dan la razón, pero la política tiene estos riesgos.
También es cierto que no es lo mismo que te imputen por un delito relacionado con la corrupción, que por uno que no tenga que ver con ella, o que, como en el caso de Camps, dé la sensación de que no estamos ante un saqueo o ante una financiación ilegal. O no, no sabría qué decirles. Y también es cierto que seguramente Camps ha hecho muchas cosas buenas y que por eso le ha votado la gente; por ejemplo, poner coto al pancatalanismo subvencionado, pese a las presiones del PP de Cataluña, siempre a favor de tevetrés y del servicio que ésta presta a la construcción nacional que incluye las tres provincias valencianas.
Pero si la idea es no hacer nada, si no hay más criterio que el del caso por caso, dejemos que el votante decida, que, por lo que parece, es lo único que importa. Eso sí, no sellen cada mes y medio un catálogo actualizado de lucha contra la corrupción que ya vemos que no sirve para nada.