Pues sí, amigos, tengo envidia de lo que ha sucedido en Galicia y en el País Vasco. Los nacionalismos son minoritarios en todas las comunidades en las que aparecen y ahora se demuestra que es posible que democráticamente se les envíe al lugar que les corresponde según sus votos. Algunos empiezan a comparar lo que puede pasar en el País Vasco con el Pacto del Tinell. El eventual pacto entre PSE y PP simplemente mandará al PNV a la oposición, pese a las amenazas de unos y de otros. El Pacto del Tinell pretendía echar al no nacionalismo en Cataluña de la vida política, que no es lo mismo.
Aquí, en Cataluña, donde el nacionalismo es igualmente minoritario, el PSC impide cualquier esperanza de cambio y yo creo que es porque tiene familias de gran arraigo, procedentes del catalanismo histórico, como son las de Corbacho y Maravillas Rojo. Por cierto, una pareja de récord; nunca España tendrá tantos parados como con estos dos gestores que, amablemente, les hemos enviado desde Cataluña.
Siento envidia, incluso, del discurso del PP del País Vasco, porque, pese a todo, ya nos gustaría que en Cataluña Alicia Sánchez-Camacho tuviera un discurso la mitad de claro que Basagoiti; Basagoiti que ha perdido un tercio de los votos por renegar de los referentes, no por culpa de Rosa Díez, por cierto. Por ello, no es muy aventurado pensar que en Cataluña si las cosas siguen como hasta ahora, si la presidenta filtra a un periódico que cuenta con Vidal-Quadras y a otro que no quiere ni verle, el tercio puede convertirse en tercio y mitad, siempre y cuando el PP de Cataluña no rompa definitivamente la baraja, que estamos a un paso. Lo digo por las declaraciones de la nueva portavoz en el Parlamento de Cataluña, que ha dicho que sus siglas son las del PPC, dando a entender que el PP y el PPC son partidos distintos. Me produce gran felicidad no constar aun como afiliada; muchas gracias a todos los que han contribuido a que yo no tenga el carnet; de corazón, gracias a todos, os quiero como Gallardón al Wyoming.
A la nueva portavoz le preguntaron sobre las declaraciones de Esperanza Aguirre a cerca de los ochocientos milloncejos que la ministra Salgado ha colado de rondón y, por supuesto, en lugar de defender a una compañera de partido, presidenta del partido en la comunidad donde el PP tiene más militantes y presidenta de la comunidad –con todos los respetos– de mayor importancia de las que gobierna el PP –y de las que no gobierna–, después de haber conseguido unos resultados que el actual PPC no conseguiría ni que se presentara solo, le sale la vena UPN y PSC y dice la cosa esta de las siglas. Si el PPC no es el mismo partido que el PP, no sé a qué esperan para hacer como en Navarra y crear en Cataluña una especie de PP auténtico, que con llamarse PP tendría de sobras.
Recientemente se han publicado algunas encuestas en las que se refleja que el votante del PP valora más y mejor a Sirera que a la nueva presidenta y que la intención de voto es peor ahora que cuando estaba Daniel. Lo dicho, envidia.