En la portada de El Mundodel pasado domingo aparecía una foto de los dirigentes del PP con un titular que rezaba: Autobús hacia el poder. La verdad es que la estampa podía ser la de la foto de una excursión de COU de los Maristas a Lloret de Mar o la del equipo de gimnasia deportiva del Mater Salvatoris. La Convención Nacional del PP quería ser el reflejo de la imagen de un partido unido, sin desconfianzas internas y preparado, mejor dicho, obligado a gobernar. Propuestas no hubo muchas y propuestas concretas menos, pero estamos hablando del PP, no de Alberto Recarte. Además, consiguieron durante ese fin de semana acaparar la atención de los medios, cosa rara.
Todo salió según lo previsto, hasta que llegó el lunes y volvieron a la realidad. Esperanza Aguirre se negó por carta a hacer campaña en Asturias, algo que no sé si sabían los demás al hacerse la foto. Arenas fue a Veo7 y habló sobre el 11-M intentando agradar a los de Veo7, aunque Rajoy ha dicho que él no es un comentarista y que ya fijó su posición; vamos, que no está por la labor. Alicia Sánchez-Camacho se comporta como las candidatas de Miss Agente Especial; lo que para las mises es "la paz en el mundo", para los del PP es "salir de la crisis". Y es que cuando le preguntaron por las ganas de independencia que le han sobrevenido a Pujol, dijo que ahora lo que tocaba era estar unidos contra la crisis. Igual que comparan sus resultados con los de Vidal-Quadras, deberían empezar a comparar sus opiniones. Y pese a que supongo yo que algo se diría en Sevilla sobre la posición del partido en relación a las pensiones, en el momento de picar este artículo aún no se sabe cuál es la postura del PP respecto a la reforma del sistema. Digo yo que si dijeron algo el sábado o el domingo, lo podrán cotejar fácilmente y comprobar si están de acuerdo, poco de acuerdo o nada de acuerdo.
De todas formas, de las decepciones que han acompañado a esta semana siguiente a la Convención del PP, la mayor es el acuerdo sobre la Ley Sinde. Un partido como el PP, con súper población de abogados del Estado, ha acabado aceptando que un organismo administrativo y un juez del contencioso puedan resolver sobre una cuestión civil; algo que por absurdo deberían haber detectado como juristas, como hizo el Consejo Fiscal. Además, es algo que rechazan sus electores y gran parte de los que no son sus electores, y eso lo deberían haber detectado como políticos.
En contra de lo que se decía en el editorial que acompañaba a la foto del autobús, la imagen de confianza que quería dar el PP no se ha contagiado a la calle. El PP sigue siendo un partido preocupante.