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Maite Nolla

Arrogarse y descargarse

Ver a Ignacio Escolar representando a los internautas es como ver a los periódicos nacionalistas catalanes pontificando sobre la dignidad de Cataluña.

No es para desilusionar al personal, pero los internautas, blogueros y demás sois unos pardillos. Entiendo que es muy emocionante pensar que estamos ante la posible dimisión de la ministra de Cultura, que representa la entrada de un grupo de presión en el Consejo de Ministros. Bajo la apariencia de una radicalidad de izquierdas y de la defensa de la cultura, lo cierto es que a los que más perjudica el canon digital es a los que menos tienen. El canon es como el IVA, un impuesto que pagan los pobres más caro que los ricos. Cierto es que el canon ni siquiera tiene naturaleza tributaria –eso conllevaría cierta defensa por parte del pagano– pero es que, como el IVA, lo pagan todos por igual con independencia de su capacidad económica. Y la ministra representa todo esto. Lo mismo que el encarecimiento de productos que hoy en día son casi básicos, como los ordenadores o los teléfonos. Lo mismo que la desproporción inadmisible entre la protección civil y penal de la propiedad intelectual, y la escasa y ridícula de otro tipo de propiedades. Cortarle la luz a un inquilino moroso, declarado moroso por una sentencia, puede ser considerado como un delito de coacciones.

Como decía, sois unos pardillos, queridos. Pensar que porque Zapatero haya dicho que no se va a cortar internet, quiera decir que no se vaya a cortar internet, es de incautos. Necesitaría parte del artículo de Pablo Molina para que cupiera una lista de los embustes y contradicciones de Zapatero y de su Gobierno. Y parte del artículo de cualquiera de mis otros compañeros de Opinión, para hacer un listado de las víctimas que las mentiras de Zapatero han ido dejando por el camino.

Lo que si me ha llamado la atención es que en España arrogarse representatividades sea gratis. Lo vimos con la comedia editorial de Cataluña la semana pasada y lo estamos viendo ésta. Ver a Ignacio Escolar representando a los internautas es como ver a los periódicos nacionalistas catalanes pontificando sobre la dignidad de Cataluña.

La cuestión es que lo que se pretende es cortar las comunicaciones para resolver pleitos civiles. Lo demás es perderse. Y pensar que Zapatero está en contra de eso es, simplemente, mentira. Zapatero no sólo es el promotor del estatuto de Cataluña, en el que cualquier ilegalidad tiene acomodo, sino que su partido preside, dirige y cobra del famoso CAC, que ya dijo que quería extender sus atribuciones, es decir, su censura, a internet. Y el CAC es lo mismo que el consejo que quieren crear la ministra y Zapatero: un órgano administrativo capaz de censurar a un medio –en este caso, una página– sin intervención judicial. Un estatuto y un CAC con los que está encantado uno de los representantes internautas, llamado Ignacio Escolar. ¡Un ex director de Público defendiendo la libertad!

Otra cosa, ¿desde cuándo una manifestación o una recogida de firmas millonaria ha servido para cambiar nada de alguno de los proyectos iluminados de Zapatero? Lo digo para ir midiendo los esfuerzos.

En Tecnociencia

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