Afirma Rubalcaba que "no hay nada nuevo". Lo hace en referencia a la enésima pifia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en el esclarecimiento de los atentados del 11-M. Es verdad que no hay nada nuevo, continuamos sin saber qué estalló en los trenes, sin conocer quiénes fueron los que colocaron las mochilas en los vagones, sin tener ni idea de quién o quiénes fueron los autores intelectuales del atentado, y además, seguimos en la más absoluta ignorancia acerca de qué ha fallado en la vigilancia y seguimiento de Daoud Ouhnane, Afalah y Berraj; tres de los considerados implicados en los atentados, de una u otra forma, según la versión del propio Rubalcaba. Efectivamente, nada nuevo por lo que respecta a la posibilidad de conocer qué pasó el 11 de marzo de 2004.
Tampoco hay nada nuevo en torno a la desaparición de cien kilos de cocaína pura de la comisaría central de Sevilla. Ignoramos absolutamente quién tenía acceso a la mercancía cuyo precio en el mercado negro es astronómico (hablamos de quinientas mil dosis). Pues nada, en el más absoluto de los limbos informativos nos mantiene Rubalcaba. También fue hurtada cocaína, o como dicen los cursis, "distraída", en dos ocasiones en dependencias policiales de Valencia. Nada nuevo, si sigue mucho Rubalcaba, a lo mejor se convierte en práctica habitual.
Igualmente permanecemos sin ninguna novedad en el caso de la joven sevillana Marta del Castillo, desaparecida, y probablemente asesinada, el pasado día veinticuatro de enero. La policía ha seguido puerilmente paso a paso las indicaciones del principal sospechoso. Éste se confesó autor del asesinato cuando fue detenido poco después de que los padres de Marta denunciaran su desaparición. De este modo han pasado casi tres meses de los hechos y la policía de Rubalcaba sigue sin tener ni idea de dónde puede estar el cadáver. Es realmente una de las mayores exhibiciones de incompetencia jamás vistas por estos lares, y eso que llevamos atisbadas unas cuantas. Así que tampoco tenemos aquí nada nuevo.
Por lo que concierne a la lucha antiterrorista, tampoco tenemos nada nuevo, misteriosamente los ritmos de las detenciones de etarras y de su entorno vienen marcado por los intereses electorales, de imagen o de lo que sea, del PSOE. Por lo tanto, señala muy bien Rubalcaba que no hay nada nuevo, pero no sólo en la patraña del 11-M, sino en todo lo que toca o atañe a la gestión del otrora portavoz del Gobierno del GAL. Y a todo esto, ¿dónde está Rajoy? ¿Dónde pone su afán? ¿En Bruselas, en Génova o en Alfonso XI?