Dice el refranero popular: cría cuervos y te sacarán los ojos. En este caso, algunos especímenes córvidos, un grupúsculo de aves carroñeras, aspirantes a destrucción de lo que otros con esfuerzo edificaron, pululan libremente por la Puerta del Sol. Un grupo de desarrapados, susceptibles de desinsectación urgente, han tomado el espacio público de la Villa y Corte so capa de un eslogan auspiciador de la Democracia Directa. Manda narices que sean los amigos del castrista Willy Toledo quienes se amparen bajo una proclama de libertad. Willy fue quien, cuando murió torturado por el régimen asesino de los Castro el defensor de la libertad Orlando Zapata Tamayo, pontificó que se trataba de un terrorista y un delincuente común merecedor de su destino.
Hoy, este chico que ha crecido y mamado de las bondades que le ha proporcionado el pago de los impuestos de los demás, se ha convertido en un icono de este nuevo movimiento antisistema. La verdad es que nos estamos enfrentando a un fenómeno complejo, causado por un conjunto de factores. En primer lugar, estos niñatos que protestan en el asfalto y bajo la luz artificial son los hijos de los que soñaron con haber estado en París en el 68, si hubieran sido franceses les llamaríamos bo-bos, o lo que es lo mismo ciudadanos bohemios, aunque, como señaló Brooks, los miembros de este colectivo sólo comparten sus patrones de consumo. En segundo lugar, son pseudomarginales desencantados con una sociedad que pretende obligarles a esforzarse y trabajar para tener una oportunidad. Y en tercer lugar, son una panda de andrajosos malcriados que suben al Mercedes de papá con los pantalones rotos bien arrastrados por el asfalto.
Supongo que en este caso la policía de Zapatero y Rubalcaba será contundente, procederá rauda al desalojo y dispersión de esta turba. No lo espero porque piense que el decrépito ojiplático, todavía presidente del Gobierno, abogará por el mantenimiento de la legalidad, sino porque considero que está acojonado por los votos que estos montoneros le puedan restar a su partido. Es evidente que los amotinados o amontonados en la Puerta del Sol no van a restarle un solo voto a Esperanza Aguirre; no lo es tan cierto que no se los hurten a Tomás Gómez. Por esto mismo habría que explicarle a todos los progres de este país que si cuando crían, crían cuervos, a poco que se dediquen tendrán muchos, sic transit.