"No me consta nada" es la peor respuesta que podía dar Ana Mato a las preguntas sobre el Jaguar que Francisco Correa le habría regalado al secretario del Área Electoral del PP a finales de 1999. Más que nada porque ese cargo lo ocupaba quien entonces era su marido y compañero de trabajo (y de departamento), Jesús Sepúlveda. La persona que estaba día y noche con Sepúlveda sólo podía contestar dignamente dos cosas: Jesús tenía un Jaguar o Jesús no tenía ningún Jaguar. Jamás que no le consta.
Con un rotundo "no", Mato habría comprometido su palabra y su credibilidad para desdecir a El Mundo (algo que ocasionaría gran placer a Rajoy), debilitando de paso las paralelas acusaciones de Garzón, que señala otros presuntos regalos de Correa a Sepúlveda: 400.000 euros, un Range Rover. ¿Qué mejor para el PP? Los ojos del público se quedarían clavados en El Mundo y en Garzón a la espera de pruebas... y sólo se volverían indignados hacia el partido en caso de que Antonio Rubio o el superjuez, efectivamente, las aportaran.
También pudo admitir Ana Mato, sin más, que hubo un Jaguar en su casa. Un Jaguar es difícil de olvidar. Yo recuerdo todos los coches que he tenido, del primero al último, y ninguno era tan vistoso. Una respuesta así habría tenido el doble efecto de confirmar las informaciones de Rubio pero apartando (al menos de momento) cualquier sospecha del PP. Equivaldría a decir "allí había un Jaguar y yo no tengo nada que ocultar". Pensaríamos que el marido había escondido a la mujer el origen del coche. Y por muchas insidias que arrojara el adversario político, se impondría la credibilidad de Ana Mato, persona de perfil riguroso. Opino que saldría inmaculada incluso en la improbable hipótesis de que su ex marido apareciera con un dedo acusador en los papeles: "¡Ella lo sabía!".
Pero, por desgracia para ella y para su partido, la actual número tres del PP ha reaccionado de la peor forma posible: con la respuesta, absolutamente inverosímil, de que no le consta un Jaguar en casa (¡No pienses en un elefante!). Sí o no, señora Mato. ¡Sí o no! ¿No ve cómo se cierne sobre sus siglas la sospecha? De confirmarse, sufriremos una profunda decepción quienes creíamos en la acrisolada honradez de su partido.