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Juan Carlos Girauta

Garzón se topa con la realidad

Los muertos de mayo del 37 en Barcelona cayeron a manos de una organización que todavía existe. ¿Merecerá la reprobación y la condena de la izquierda, tan ignorante como para enterarse ahora de un pasaje histórico archiconocido?

¿Se han enterado ahora de que existió un mayo del 37 en Barcelona? El juez que entiende de cualquier asunto, sin importar el lugar y la época, es también muy selectivo. Así, para perseguir a Pinochet y los agentes de Videla era competente, pero no para Carrillo. Sin embargo, si ciertos delitos no prescriben, ¿por qué se hizo la vista gorda con el responsable político de la matanza de Paracuellos? Una explicación posible era la ley de amnistía, que parece que ya no vale.

Investigar a Carrillo es, desde cualquier punto de vista, más legítimo que abrir una causa general. Está identificado y los cargos son claros. Lo otro es un despliegue de pesquisas en busca de crímenes y criminales, algo flagrantemente antijurídico. Pero Garzón sigue con lo suyo, y a sus antiguos detractores, como Rubalcaba, les parece bien. Por no hablar de Rodríguez, que ha pintado de rosa tan negro asunto apelando a la compasión del PP. De creerles, se trata de conocer todo aquello que el vencedor no quiso investigar. ¡Como mayo del 37! ¿Y ahora, qué?

Ahora puede que Garzón se ponga más selectivo que nunca y aparte de su foco los crímenes no investigados del llamado bando republicano. ¿Con qué justificación podría hacer tal cosa? ¿No merecen los poumistas y anarquistas asesinados por sus compañeros de bando la compasión de Zapatero? También podría ser que Garzón incluyera entre los dignos de atención a estas víctimas del Partido Comunista de España. Haga lo que haga, la sociedad podrá reflexionar sobre dos extremos que lo están pidiendo a gritos.

Primero: El Mundo, que ha publicado la información, llama "antifascistas" a las víctimas; sin embargo, todas ellas fueron perseguidas y ejecutadas (por los "buenos", por los "legítimos", por los "defensores de la República") bajo la común acusación de "fascistas". Precisamente. ¿Eran una cosa o su contraria? Ninguna de las dos. Lo primero decora su adhesión a credos totalitarios. Lo segundo es pura etiqueta de la propaganda izquierdista de la época. Hoy la siguen usando los progres con siniestra naturalidad.

Segundo: Los muertos de mayo del 37 en Barcelona cayeron a manos de una organización que todavía existe. ¿Merecerá la reprobación y la condena de la izquierda, tan ignorante como para enterarse ahora de un pasaje histórico archiconocido? ¿O prevalecerá la persistente mentira de que, a pesar de todos los pesares, el estalinista PCE luchaba por la democracia? Qué lío, ¿verdad? Es lo que tiene la realidad, que casa mal con los cuentos maniqueos.

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