Mala, malísima noticia la baja de Álex Abrines en el próximo Eurobasket, en el que tanto se juega el baloncesto español. De nuevo la maldita fascitis plantar, la misma lesión que alejó a Juan Carlos Navarro del torneo, deja al combinado nacional sin una pieza que debía ser importantísima a partir del 5 de septiembre. Su aparición en el amistoso ante Venezuela no hizo más que confirmar que el balear no podrá estar. Y eso, con el panorama que se está divisando en los amistosos hasta el momento, es algo muy preocupante.
Los motivos son varios. Para empezar, España no va sobrada de efectivos este verano. Aquellos torneos en los que veíamos un martillo pilón que apenas bajaba el nivel son ya poco más que recuerdos. Ni mucho menos hay 12 jugadores de primerísimo nivel para lo que va a exigir el campeonato europeo. La fractura es evidente entre la primera y segunda unidad. Algunos, de hecho, ya hablan de que Scariolo se entregará al "Real Madrid Bulls". A saber: Sergio Rodríguez, Sergio Llull, Rudy Fernández, Felipe Reyes, Nikola Mirotic, y Pau Gasol. Y, por desgracia, no van del todo desencaminados. El problema es que era precisamente Álex Abrines quien debía colarse ahí y alargar la rotación española para los minutos de la verdad.
Con la baja de Navarro, no ya sólo por su lesión sino por su evidente declive, España necesita que, sin su clásico referente exterior, la amenaza desde el perímetro se diversifique. El más entonado hasta el momento en la preparación es Rudy Fernández, que pasa ahora a ser pieza angular para Scariolo, si no lo era ya. Con el `Chacho´ hay pocas dudas, y de Llull todos esperamos que este año, al fin, se parezca al del Madrid, por más que nos cueste pensar que el italiano le vaya a dar los mismos galones que Pablo Laso. Sin embargo, ninguno de los tres son anotadores regulares desde perímetro, como sí es Navarro. Acaso un Llull pletórico de moral sería el que más se acercaría. Por eso Abrines, otro tirador de rachas brillantes y que ya ha demostrado que no le pesa la responsabilidad en el primer nivel (aunque Xavi Pascual siga reticente a darle el peso que merece) parecía crucial. Porque el día que Rudy Fernández o Llull no estuvieran sólidos en el lanzamiento (habrá algún día así, denlo por seguro), existía una opción más desde el perímetro para acribillar rivales (y generar espacios a un Pau Gasol que va a estar marcado hasta el extremo si no entran los tiros de fuera). Por ende, la conclusión me parece clara: sin Abrines, España es más fácil de defender. Al menos, en días puntuales.
Las opciones españolas a jugar la final (recordemos, lo único que asegura plaza olímpica), se resienten firmemente sin el escolta azulgrana. El perímetro es más pobre. Quisiera pensar que San Emeterio, Pau Ribas, o Xavi Rabaseda podrán tener el papel de Abrines. Pero el cántabro no es un tirador tan fiable, y Ribas, que se estrena con la selección, ojalá me equivoque, pero no será fácil que reclame los galones que merece uno de los mejores anotadores en momentos clave del baloncesto español. Rabaseda, si finalmente entra en la lista, deberá demostrar que su mejoría en Estudiantes esta temporada es suficiente para competir a este nivel, algo que es razonablemente lógico dudar.
Sí, soy pesimista. Temo que España sea un equipo previsible, demasiado pobre cuando no entren los lanzamientos perimetrales. Eso sí, si Llull se parece al de esta temporada, Ribas asume el rol necesario (mis dudas tengo) y Mirotic responde a la exigencia que hay sobre él, el equipo será competitivo. Otra cosa es ser favorito, y esos tiempos ya pasaron para España.