Pues al menos diré una verdad al confesar que miento.Luciano
No sólo Lucía Etxebarría, ni Ana Rosa Quintana, o Camilo José Cela, ahora resulta que el refrito, la copia, el plagio, o sea la intertextualización, la postmodernidad del corto y pego, el hipervínculo del aprovecho lo último y lo utilizo como si fuera nuevo, ha llegado también a la clase política, y no precisamente a un diputado cualquiera de provincias, sino que afecta a todo un secretario general del PSOE.
El nuevo libro sobre José Luis Rodríguez Zapatero en cuya portada figura como autora la periodista Julia Navarro –quien en realidad le ha realizado (supuestamente) una entrevista– es un refrito ideológico de las resoluciones de la última Conferencia Socialista celebrada el 21 de julio pasado (se pueden encontrar párrafos enteros con puntos y comas). La obra está trufada, eso sí, con una introducción panegírica de los nuevos líderes socialistas –realizada seguramente a medias entre los asesores de Ferraz y los de Gobelas–, cocinado después por el equipo de redacción de Europa Press dirigido por Javier Carrión –que se ha encargado en la obra de la parte histórica del socialismo–, aunque eso sí, todo ello servido bajo el reclamo publicitario de una profesional reconocida en la información parlamentaria.
Y para botón aquí van un par de muestras (pero hay bastantes más): Dice Zapatero en la entrevista "debemos garantizar la pluralidad de medios, superar el sesgo gubernamental de los medios públicos y encontrar espacios de confluencia entre los intereses empresariales privados y la lógica de los medios, los requisitos y necesidades de la comunicación política pública" (página 58). Se puede leer en la Resolución: "proteger lapluralidad de medios, superar el sesgo gubernamental de los públicos, encontrar los espacios de confluencia entre los intereses y la lógica de los medios y los requisitos y las necesidades de la comunicación política pública".
Zapatero apunta en el libro: “necesitamos una Administración articulada y coordinada en todos los niveles territoriales, que sirva al usuario, que le dé la información que reclama en tiempo real, que actúe con los nuevos métodos y tecnologías,” (página 61). Diciendo lo mismo se puede apreciar en esta pequeña muestra que el contenido es más preciso y rico en el texto de la Resolución: “proponemos un nuevo modelo de Administración Pública, articulado y coordinado cooperativamente a todos los niveles territoriales, volcada a satisfacer las necesidades reales de los ciudadanos, pronta a facilitarles la información que necesitan en tiempo real, dispuesta a apoyar sus iniciativas con instrumentos normativos claros y precisos y con métodos y tecnologías modernas y de calidad”. En este caso, el redactor se ha esforzado un poquito más. Para qué seguir, los ejemplos son numerosos y otros se encargarán de buscarlos.
Pero vamos a ver, ¿es que no han aprendido después de los últimos escándalos que vienen ocurriendo en el entorno mediático y en el mundillo editorial? Del PSOE uno quizá se lo pueda esperar pero… ¿cómo una editorial como Planeta DeAgostini, cómo Temas de Hoy y cómo una agencia de noticias como Europa Press se han prestado a tal cambalache, sacando a la venta en quioscos y librerías un libro que, a la par de ser muy malo, engaña al lector? Hubiera bastado con que en portada o en la introducción o quizá en una solapa se hubiera aclarado que el propósito del libro, a la par de su venta, era lanzar un líder con un discurso pobre y que por eso se aprovechaba “entrecomillándose” (eso sí, señores) el ideario socialista y las respuestas que en la Conferencia Socialista del pasado julio se daban a los problemas más actuales de la sociedad española.
Pero claro, poner en boca de José Luis Rodríguez Zapatero (por mucho que tenga una boquita de piñón), por mucho que sea el jefe, párrafos literales ya publicados como conclusiones de algún acontecimiento pasado no parece lo más ético y adecuado. Una de dos, o el nuevo socialismo no da más de sí o es Rodríguez Zapatero quien intelectualmente no está a la altura de las circunstancias. Cualquiera puede entretenerse en comprobarlo bajándose el documento de Resoluciones de la Conferencia política que hasta hace pocas fechas aparecía en la página web delPSOE.
Pero, ¿no hablaban los socialistas de transparencia, de cambio tranquilo, de debate de ideas, de política con mayúsculas, de acercarse a los problemas reales del ciudadano? Seguramente, el Partido Popular y particularmente Rodrigo Rato, estarán revolviéndose de la risa.
Ahora bien, también pudiera haber una tercera explicación, y es que la entrevista se haya realizado en parte con un cuestionario (lo que parece evidente), puesto que se han metido a capón preguntas sobre los acontecimientos del 11 de septiembre, de las que el pobre Zapatero se escabulle por los cerros de Úbeda (p. 53). ¡Inconmensurable! En tal caso el ridículo sería superior y algunos asesores del inexperto líder de la oposición se merecen una buena reprimenda. Aunque, claro, eso no exime de su responsabilidad por acción u omisión ni a Zapatero, ni a Julia Navarro ni a sus editores. En fin, una pena o, como dice Umbral, “autoplagio”
No sólo Lucía Etxebarría, ni Ana Rosa Quintana, o Camilo José Cela, ahora resulta que el refrito, la copia, el plagio, o sea la intertextualización, la postmodernidad del corto y pego, el hipervínculo del aprovecho lo último y lo utilizo como si fuera nuevo, ha llegado también a la clase política, y no precisamente a un diputado cualquiera de provincias, sino que afecta a todo un secretario general del PSOE.
El nuevo libro sobre José Luis Rodríguez Zapatero en cuya portada figura como autora la periodista Julia Navarro –quien en realidad le ha realizado (supuestamente) una entrevista– es un refrito ideológico de las resoluciones de la última Conferencia Socialista celebrada el 21 de julio pasado (se pueden encontrar párrafos enteros con puntos y comas). La obra está trufada, eso sí, con una introducción panegírica de los nuevos líderes socialistas –realizada seguramente a medias entre los asesores de Ferraz y los de Gobelas–, cocinado después por el equipo de redacción de Europa Press dirigido por Javier Carrión –que se ha encargado en la obra de la parte histórica del socialismo–, aunque eso sí, todo ello servido bajo el reclamo publicitario de una profesional reconocida en la información parlamentaria.
Y para botón aquí van un par de muestras (pero hay bastantes más): Dice Zapatero en la entrevista "debemos garantizar la pluralidad de medios, superar el sesgo gubernamental de los medios públicos y encontrar espacios de confluencia entre los intereses empresariales privados y la lógica de los medios, los requisitos y necesidades de la comunicación política pública" (página 58). Se puede leer en la Resolución: "proteger lapluralidad de medios, superar el sesgo gubernamental de los públicos, encontrar los espacios de confluencia entre los intereses y la lógica de los medios y los requisitos y las necesidades de la comunicación política pública".
Zapatero apunta en el libro: “necesitamos una Administración articulada y coordinada en todos los niveles territoriales, que sirva al usuario, que le dé la información que reclama en tiempo real, que actúe con los nuevos métodos y tecnologías,” (página 61). Diciendo lo mismo se puede apreciar en esta pequeña muestra que el contenido es más preciso y rico en el texto de la Resolución: “proponemos un nuevo modelo de Administración Pública, articulado y coordinado cooperativamente a todos los niveles territoriales, volcada a satisfacer las necesidades reales de los ciudadanos, pronta a facilitarles la información que necesitan en tiempo real, dispuesta a apoyar sus iniciativas con instrumentos normativos claros y precisos y con métodos y tecnologías modernas y de calidad”. En este caso, el redactor se ha esforzado un poquito más. Para qué seguir, los ejemplos son numerosos y otros se encargarán de buscarlos.
Pero vamos a ver, ¿es que no han aprendido después de los últimos escándalos que vienen ocurriendo en el entorno mediático y en el mundillo editorial? Del PSOE uno quizá se lo pueda esperar pero… ¿cómo una editorial como Planeta DeAgostini, cómo Temas de Hoy y cómo una agencia de noticias como Europa Press se han prestado a tal cambalache, sacando a la venta en quioscos y librerías un libro que, a la par de ser muy malo, engaña al lector? Hubiera bastado con que en portada o en la introducción o quizá en una solapa se hubiera aclarado que el propósito del libro, a la par de su venta, era lanzar un líder con un discurso pobre y que por eso se aprovechaba “entrecomillándose” (eso sí, señores) el ideario socialista y las respuestas que en la Conferencia Socialista del pasado julio se daban a los problemas más actuales de la sociedad española.
Pero claro, poner en boca de José Luis Rodríguez Zapatero (por mucho que tenga una boquita de piñón), por mucho que sea el jefe, párrafos literales ya publicados como conclusiones de algún acontecimiento pasado no parece lo más ético y adecuado. Una de dos, o el nuevo socialismo no da más de sí o es Rodríguez Zapatero quien intelectualmente no está a la altura de las circunstancias. Cualquiera puede entretenerse en comprobarlo bajándose el documento de Resoluciones de la Conferencia política que hasta hace pocas fechas aparecía en la página web delPSOE.
Pero, ¿no hablaban los socialistas de transparencia, de cambio tranquilo, de debate de ideas, de política con mayúsculas, de acercarse a los problemas reales del ciudadano? Seguramente, el Partido Popular y particularmente Rodrigo Rato, estarán revolviéndose de la risa.
Ahora bien, también pudiera haber una tercera explicación, y es que la entrevista se haya realizado en parte con un cuestionario (lo que parece evidente), puesto que se han metido a capón preguntas sobre los acontecimientos del 11 de septiembre, de las que el pobre Zapatero se escabulle por los cerros de Úbeda (p. 53). ¡Inconmensurable! En tal caso el ridículo sería superior y algunos asesores del inexperto líder de la oposición se merecen una buena reprimenda. Aunque, claro, eso no exime de su responsabilidad por acción u omisión ni a Zapatero, ni a Julia Navarro ni a sus editores. En fin, una pena o, como dice Umbral, “autoplagio”