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José García Domínguez

¿Dónde se metió Alfredo en el 69?

Asunto en verdad notable, sobre todo si se toma en consideración que Rubalcaba no consta como afiliado al PSOE hasta ciertas vísperas de 1975, cuando lo poco que quedaba del dictador ya se enfilaba hacia la lápida del Valle de los Caídos.

Hay un algo patológico en la necesidad compulsiva de fantasear que arrostra Alfredo. ¿A qué si no esa obsesión, tan recurrente por lo demás entre los de su generación, la de labrarse a toda costa un pasado? Chico bien de Madrid; vástago ejemplar de una familia devota del Régimen; aplicado alumno del Colegio del Pilar, donde habría de compartir aulas, recreos y guateques con la mitad de los presidentes de la banca española, entre otros peligrosos revolucionarios; pío católico presto a conjurar las tentaciones de la carne con el flagelo mortificante del deporte, Alfredo Pérez se quiere, sin embargo, Federico Sánchez.

Así, ayer domingo le dejaría caer a un embelesado plumilla de El País que, tan pronto como en 1969, "se metió en política". A diferencia, pues, de tantos progres medrosos que, como mucho, concedían acudir silentes a alguna que otra asamblea de facultad, Alfredo "se metió". Aunque, en su modestia, considera ocioso ofrecer más detalles al respecto. Llegada esa añada, simplemente, "se metió". Asunto en verdad notable, sobre todo si se toma en consideración que Rubalcaba no consta como afiliado al PSOE hasta ciertas vísperas de 1975, cuando lo poco que quedaba del dictador ya se enfilaba hacia la lápida de mil quinientos kilos que le aguardaba en el Valle de los Caídos.

En idéntico orden de perplejidades, es universalmente sabido que por aquellos tiempos, a finales de los sesenta, el partido socialista ni estaba ni se le esperaba. Heroica vacación que aún invita más a la intriga. Y es que, si por razones obvias no pudo ser en el PSOE, ¿dónde se metió Alfredo? El propio interesado ofrece una única pista al respecto. Su "meterse" fue motivado, asegura, por el asesinato de Enrique Ruano a manos de la Brigada Político Social. Ocurre, no obstante, que entre los viejos militantes del Frente de Liberación Popular, grupo clandestino en el que militara Ruano, nadie recuerda a ningún Rubalcaba. En el FLP de Julio Cerón y César Alonso de los Ríos no anduvo metido nunca, aseguran. Al tiempo, en los archivos del partido comunista tampoco resta constancia de Alfredo P. alguno. Con buen criterio, parece que igual se abstuvo de meterse en el PCE. ¿Mas dónde entonces, si trotskistas y maoístas asimismo lo desconocían? ¿En la OJE? Misterio. Alfredo se metió. Y punto.

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