Ahora ha quedado claro: los de CiU eran unos pobres aficionados. Torpes membrillos de tercera regional. Panolis sin madera para el oficio. Ni muñeca para trabajar la espada. Ni mano con el buzo. Ni nada de nada. Unos chicos bien, que nunca se graduaron en la universidad de la calle. Que no hubieron de abrirse paso en la vida por el procedimiento del butrón. Simples domingueros de la sirla. Tahúres de tablero de parchís en mesita camilla con brasero y pastas de anís. Barandas de chalet adosado a los que jamás les faltaron un par de añiles en la culata. Juláis de broma. Choros de comedia de Arturo Fernández, incapaces de distinguir una achuri de un baldeo. Quinquis del Todo a Cien. Burlangas de plastelina criados en la jama fácil. Soñarreras de salón. Aprendices.
Aquellos pringaos no se coscaban del bisnes, suerte que se dieron aire y les pasaron la chaluta a los kies del tripartito A los profesionales de verdad, la peña auténtica que antes de salir de la pulguera ya te ha esparramao la caja y tiene repartida la astilla entre la basca. Apenas acaban de arrimarse y llevan levantados setenta y tres millones de euros. Y sin necesidad de pegar un solo buchante ni de armar la pajarraca echando mano del fusco. Lo dicho, profesionales como la copa de un pino. ¿Que cómo se lo han hecho para llevarse el consumao y seguir blancos, sin arruinarse? Pues, muy simple: informes de asesoría externa que no pasen de doce mil euros, que así no hay que convocar concurso público, ni corres el riesgo de que den el agua los boqueras.
Y es que para el trinque fino, hay que chanar; y no todo el mundo vale. Que también en lo de tangar hay clases, chaval. Que sí, tío, que sí. Que hay que haber chupado mucha mili en las cafetas para escalomar la guita con la julana del estudio sin que se te reboten los perlas. Que eso no lo implementa cualquiera. Que hay que saber. "Informe sobre las nuevas expresiones musicales en Cataluña", dos kilos; "Estudio sobre la danza y el baile del cirio en Castellterçol", un kilo; "Dossier sobre las relaciones internacionales en la política de los países nórdicos", dos kilos; "Estudio previo para una Sala de Mapas", otro par de millones; cinco informes acerca de "los usos lingüísticos de los andorranos", 21.000 euros. Y lo que quieras porque te ingenian una ristra cada día.
"Análisis del grado de hibridación entre la codorniz común y la codorniz japonesa", 11.872 euros; "Valoración de las necesidades formativas de las Fuerzas Armadas españolas", 11.950 euros; "Estudio de la organización interna del gabinete del consejero Salvador Milà", 10.000 euros; "Análisis de las relaciones entre Cataluña, España y Europa", 12.000 euros; "Estudio para explorar un nuevo logotipo de la Generalitat" –tras la exploración, decidieron mantener el de toda la vida–, 26.100 euros; "Puesta en escena de un acto del Estatut en el castillo de Miravet", 11.948 euros; "Informes sobre la concha brillante en Cataluña", 21.870 euros; "Estudio sobre el estado actual de la gaviota corsa en la costa mediterránea", 22.000 euros; "Evaluación del uso del idioma catalán en los restaurantes", 58.900 euros. Desde que pisan moqueta, dieciséis millones de pelas diarios en informes de los colegas. Sí, señor, así se abucharan las gambas para casa. ¡Unos profesionales! ¡Chapeau!