Nos hemos vuelto a estremecer todos con un nuevo episodio de tiroteo público, el que protagonizó un joven estudiante coreano en la Universidad Técnica de Virginia. Muchos se han indignado contra los Estados Unidos y su relativa libertad de armas, a la que ven responsable de lo que ha ocurrido. Ellos se tendrán que plantear lo siguiente: en caso de que, en contra de lo que piensan, la libertad de armas salvara vidas y el control favoreciera los asesinatos, ¿están dispuestos a cambiar su opinión? ¿No les importará mantener una idea que está favoreciendo que haya más muertes? Si su indignación es tan fuerte, ¿no será que el asunto es lo suficientemente importante como para hacer el ejercicio de plantearse su posición con honestidad? Yo lo hice, lo que me obligó a cambiar de idea.
Vayamos al caso de Virginia. Dicha universidad prohibió el uso de armas a profesores y alumnos. ¿De qué sirvió esa prohibición? Si una persona planea ejecutar una masacre, ¿se detendrá porque en la Virginia Tech no le permiten llevar armas? Quizá pueda parecer chocante para algún incapaz, pero resulta que los criminales no cumplen las leyes. ¿De verdad es sorprendente que tampoco sigan las leyes de control de armas, especialmente si las necesitan para sus planes?
Quienes sí cumplen la ley son las personas que las hubieran utilizado para defenderse. Vean, sino, el caso de una universidad cercana, la Appalachan School of Law. El 16 de enero de 2002 otro joven entró con la intención de acabar con cuantas vidas pudiera. Dos alumnos, que reconocieron a qué correspondía el estruendo que estaba causando el arma de Peter Odighizuwa, fueron a sus coches a coger sus armas. Le redujeron y le desarmaron. Odighizuwa sólo pudo matar tres personas, gracias a que dos personas pudieron defenderse y defender a sus compañeros con un arma. Uno de los alumnos de la Virginia Tech, que tiene licencia de armas y que la hubiera llevado habitualmente de no habérselo prohibido la universidad, se ha lamentado de que se le negara su derecho a defenderse y a hacer lo mismo con sus compañeros. ¿Cuántas muertes se hubieran evitado si alumnos y profesores hubieran tenido el derecho a llevar armas para su defensa?
En enero del año pasado, la corte de Virginia rechazó una ley que proponía permitir a empleados llevar armas para defenderse ante cualquier eventualidad. El portavoz de la Virginia Tech, Larry Hincker, declaró entonces: "Estoy seguro de que la comunidad universitaria apreciará la decisión de la Asamblea General, porque ésta ayudará a los padres, a los estudiantes, a la facultad y a los visitantes a sentirse seguros en nuestros campus". Treinta y tres muertes después, ¿qué pensará ahora Larry Hincker?
Las matanzas públicas en colegios y universidades en Estados Unidos, que son muy excepcionales como lo son en otros sitios, ocurren prácticamente todas en "áreas libres de armas" como la Virginia Tech. Allí los asesinos se saben poderosos, porque los demás estarán indefensos. Esto ocurre también con el crimen en general. Se dice que "cuando las armas están fuera de la ley, sólo los fuera de la ley tienen armas". Si los criminales las necesitan para sus planes y la gente que sigue las leyes las utilizaría sólo para defenderse, ¿no será razonable que, como demuestran los datos, el control de armas cause más crímenes y la libertad de poseer éstas los reduzca?
Hay quien achaca esta masacre a la cultura americana. Será que Cho Seung Hui quería descargar su odio a los "niños ricos" ¡con lo acompañado que se hubiera sentido en Europa, ya que no en Estados Unidos! Hay quien dice que si fuera más difícil acceder a un arma no habría podido matar a sus compañeros. Pero hemos podido ver que planeó muy bien su masacre, y no le costaría nada comprar un arma ilegal.
¿No es como para pensárselo, esto del control de armas?