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José Antonio Martínez-Abarca

¿Por qué Blanco es el blanco?

Los que peor lo hacen en política son siempre los que no tienen ni papa de política y llegan oliendo a excremento, como niños y niñas mimados que son. Blanco no es el blanco.

No estoy nada de acuerdo con la mayoría de los españoles cuando avanzan, según una encuesta, que el único que no les parece bien del nuevo Gobierno de Zapatero es José Blanco. ¿Por qué sólo Blanco es blanco de las iras? ¿Porque es feo, porque es bajito, porque es de Palas de Rei, porque no tiene título universitario? En la España en la que todos, he dicho todos, los licenciados y las licenciadas superiores recién advenidos al paro no saben que "o sea" se escribe separado ni "cabecita" no se pone con la "z" de nazi ni pueden captar que el castellano –ese idioma que termina en forma de cola de pescado (Plà)– pueda escribirse con subordinadas (con lo cual yo les parezco que escribo en finés) manda huevos que los dos únicos argumentos mensurables que nos quedan para renegar de Blanco sean los de su aspecto físico. No quedan otros, si lo consideramos seriamente.

Que es un sectario. Como lo son el resto de nuevos ministros, sin faltar uno solo, y no desde luego el más afectado por la pandemia progre. Elena Salgado, la titulada por varias carreras, es una sectaria somática que ha cursado una enmienda a la totalidad por la existencia del mundo mundial. Es de esa gente que uno desea llevarse siempre de viaje porque le parece todo mal. Si cogemos las declaraciones de Trinidad Jiménez de los últimos años no habrá ninguna que no sea o bien una gansada de secta o bien una alta traición a España. Chaves, más que un egregio representante del socialismo de Puerto Hurraco, parece ya más bien un invitado al crimen de Los Galindos. Vamos a dejarlo.

Que es un incapaz. No lo es ni mucho menos tanto como otros ministros que sí han demostrado rigurosamente la incompetencia durante toda su carrera política hasta llegar a su máximo nivel. Blanco ha fallado en las gallegas, sí. González-Sinde ha hecho cine español. Yo creo que, dicho esto, huelgan comparanzas sobre la incapacidad de uno y otra. No parece tampoco que los demás vengan de empatarle a nadie, que diría Valdano.

Tengo para mí que "Pepiño" no va a ser, ni de lejos, el peor ministro de entre los nuevos, cuando podamos valorarlo al acabársenos los cien años de gracia con el zapaterismo. ¿Limitado y hasta maligno? Por supuesto. Lo peor es vérselas con la nadería exquisita. Ojo a la Sinde, que apunta maneras de "crack". Los que peor lo hacen en política son siempre los que no tienen ni papa de política y llegan oliendo a excremento, como niños y niñas mimados que son. Blanco no es el blanco.

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