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Mi guión para el cine español

El argumento versa sobre dos "okupas" pijos en la Ciudad Condal, cuyos padres son especuladores de la energía eólica con la que han dado el pelotazo en el Ministerio, como José Sazatornil vendiendo porteros automáticos en las películas de Berlanga.

Andulean quejosos los nuevos del Ministerio de Cultura diciendo que el problema del cine español es que todo va de dulce pero no hay buenos guiones. ¿Va a ser por guiones? Que no falte de nada, ni langostinos. Aunque ya se contempla una generosa derrama sobre los guionistas para que se esmeren (si se le da alpiste, el pájaro canta), ofrezco gratis total algunos esbozos de guión para lograr blockbusters estatales en nuestras taquillas.

Esbozo primero. Comedia musical. El argumento versa sobre dos okupas pijos en la Ciudad Condal, cuyos padres son especuladores de la energía eólica con la que han dado el pelotazo en el Ministerio, como José Sazatornil lo daba a base de vender porteros automáticos en las películas de Berlanga. De los dos okupas, él es lesbiano (lleva una camiseta que pone "bajo este cuerpo barbudo de ángel del infierno se esconde una lesbiana sensible") y ella partidaria de ocupar el "rol" tradicionalmente destinado a los camioneros, que ven imposibilitado su opción sentimental mutua porque él quiere ser ella y ella quiere ser ello, complicándose aún más las cosas cuando la Brunete Mediática toma la Cataluña del Tripartito y decreta el fin de las minorías. Emocionante final con una versión rumbera de "la era de acuario" interpretada, con un cameo de sí misma, por la ministra Bibiana Aído.

Esbozo segundo. La historia, en clave de película de denuncia, va de dos hermanos siameses que llevan cuarenta años juntos, ya que no han podido ser separados al nacer por compartir una misma subvención pública: uno, llamado Abel, es votante de progreso, va por lo menos una vez al año a comer al "Bulli" y se encadena de vez en cuando en cibercafés para pedir el fin de las descargas por internet; el otro, llamado Caín, está pensando en votar a Esperanza Aguirre, no ve la gala de los Goya todos los años y cree que el país no está en la mejor situación de su historia. Hay una serie de divertidas a la par que profundas peripecias "con mensaje" hasta que la peli acaba bien por intercesión del doctor Montes, el otro "cameo" interpretándose a sí propio, quien administra la eutanasia activa al siamés proviniente del otro lado del cordón sanitario con un hacha de carnicero y oculto tras una careta de jugador de jockey hielo.

Esbozo tercero. Un retrato de la juventud actual. La acción se sitúa en Rodiezmo, León, durante una jornada roja de exaltación del seguro vitalicio, donde hay un ex minero prejubilado (en realidad, nunca empezó a trabajar) afectado por la onda expansiva de unos chorizos picantes y al que el presidente del Gobierno (al que da vida, en otro cameo, el mismísimo, porque el actor Rowan Atkinson estaba comprometido ya en otros proyectos), va y le promete 1.200 euros mensuales de paro indefinido si se le acaba el sueldo estatal por hacer como que ha trabajado alguna vez la hulla. Final coral apoteósico, con artistas invitados de la talla de los Cosacos del Volga bailando el kashatchock.

Luego dirán que no hay ideas.

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