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José Antonio Martínez-Abarca

La disparatada "objetividad" periodística

The Wall Street Journal, siguiendo al mullido estilo que ancestralmente ha cultivado la BBC, describe la "oferta de paz" de ETA como si fuera el manifiesto del jefe de los indios Seattle a favor del medio ambiente.

En el periódico más vendido en mi pueblo se publicó hace unos pocos años (a Luis Carandell le atrapó la muerte cuando imagino que ya iba a fotocopiar la información para la edición aumentada de su Celtiberia Show o de Tus amigos no te olvidan, donde se recogían estas escabrosidades) y nada menos que en la segunda página, el reportaje sobre una atracción ferial que había decapitado por accidente a una niña. Vamos a escribirlo para víctimas de la "Logse": resultó la cabeza de la niña por un lado y el cuerpo por otro. Y se arrancaba el periódico, sin dejarse intimidar por los prejuicios: "personado rápidamente un médico del lugar, que examinó a la niña, sin embargo no pudo hacer nada para reanimarla". Sin embargo. Es lo que pasa por no llamar al doctor Frankenstein. Desde luego, el periódico no había faltado a la objetividad debida: la cabeza no había podido resucitarse pese a los infructuosos intentos y se pusiera como se pusiera la niña. Es la misma objetividad impecable que se ha gastado el prestigioso The Wall Street Journal en su último reportaje sobre ETA.

El diario económico llama a ETA "un grupo vasco" que "formula una oferta de paz", pese a que está considerado como terrorista por "Estados Unidos, España y la UE", "y ni uno más", se olvidaron añadir. Aquí debemos acudir al justamente famoso "sin embargo" de la niña decapitada en la prensa de mi pueblo, porque es la misma clase de reportaje fino. Ya se ve que la prensa española en provincias y la de la capital del mundo trabajan igual, y eso que no estamos en verano, con sus becarios y sus meritorios. Veamos lo del Journal. Estados Unidos, España y la UE, ellos sabrán por qué, consideran a ETA terrorista, pero eso no quiere decir nada, porque Corea del Norte no debe ser del mismo parecer; algunos estreñidos la consideran una banda mafiosa, sin embargo si acudimos al periodismo anglosajón que no adjetiva frívolamente y no contamina los textos con esas molestas especias latinas que aquí le ponemos, no se puede negar que es un "grupo vasco"; y un grupo vasco considerado por algunos "terrorista" que sin embargo "formula una oferta de paz", con tanta asepsia informativa como decir que Hitler era al extremo cariñoso con los pastores alemanes. ¿Quién puede reprochar a The Wall Street Journal el describir desapasionadamente las cosas, igual que aquel médico feriante trató de pegar una cabeza con su cuerpo dejando a un lado las ideas preconcebidas, inmovilistas, es decir, conservadoras?

Son las cosas del periodismo asumidamente objetivo: que siempre hace realismo, pero mágico. The Wall Street Journal, siguiendo al mullido estilo que ancestralmente ha cultivado la BBC, describe la "oferta de paz" de ETA como si fuera el manifiesto del jefe de los indios Seattle a favor del medio ambiente. Se le hace la tipografía agua anotando que los vascos hablan lenguas "prelatinas", y está a un minuto de afirmar que su tierra es sólo propiedad del viento, que dijo el otro. Es esa clase de periodismo de la superioridad moral donde los trocitos de todas las niñas explosionadas por ETA, pese a los intentos muy profesionales de los periodistas equidistantes, finalmente no pueden ser reanimados. Y mira que lo intentan.

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