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Jonathan S. Tobin

Israel, los palestinos y la decencia

Los denominados 'moderados' de la Autoridad Palestina honran a los terroristas y emplean sus medios de comunicación para promover el terror.

Los denominados 'moderados' de la Autoridad Palestina honran a los terroristas y emplean sus medios de comunicación para promover el terror.

Parece que estos días está de moda culpar a Israel. Durante su más reciente viaje a Oriente Medio, el secretario de Estado, John Kerry, dejó claro que culpaba a Israel por la continuación del conflicto con los palestinos, sin que hiciera siquiera una mención respecto a la permanente negativa de estos últimos a reconocer la legitimidad de un Estado judío, independientemente de dónde se situaran los límites de éste. Esta tendencia alcanza incluso al debate acerca de las negociaciones con Irán: la Administración está dejando claro que le preocupa más la postura israelí sobre la amenaza nuclear que la engañosa diplomacia de Teherán; una postura que están siguiendo muchos de los animadores de Kerry en los medios de comunicación (como Fareed Zakaria, en la revista Time y en CNN). Pero hay tres noticias que no llegaron a aparecer en el New York Times ni en otros destacados medios internacionales, y que nos brindan una interpretación de la naturaleza del conflicto mejor que cualquiera de las noticias sobre Kerry o sobre las idas y venidas entre Washington y Jerusalén.

La primera se refiere al líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás: la parte irreprochable de las conversaciones de paz, según Kerry, no sólo recibió como héroes a los terroristas liberados por Israel como parte del precio a pagar por llevar de vuelta a la mesa de negociaciones a la AP; ahora resulta que cada uno de esos asesinos recibió al menos 50.000 dólares, así como un sueldo del Gobierno y un empleo.

Como informa el Times of Israel,

Isa Abd Rabo, el más veterano de los presos liberados, recibió una gratificación de al menos 60.000 dólares, y al parecer la AP también se ofreció a pagarle la factura de la boda en el caso de que decidiera casarse. Fue condenado por asesinar a dos excursionistas israelíes al sur de Jerusalén en 1984, tras atarlos a punta de pistola y cubrirles la cabeza con bolsas.

Por otra parte, Palestine Media Watch informa de que el palestino que asesinó a un soldado israelí en septiembre había utilizado el canal de televisión de la AP para enviar un mensaje en clave a un hermano suyo, encarcelado por Israel debido a sus actividades terroristas; en dicho mensaje le informaba de que pronto se pondría en marcha un plan para secuestrar a un soldado yentregar el cadáver de éste a cambio de que él fuera liberado. Pese a que se desbarató el plan de utilizar el cadáver del israelí, el asesino se había servido de un popular programa de la televisión de la Autoridad Palestina dedicado a honrar a terroristas encarcelados para avisar a su hermano de dicho plan.

Estas dos historias nos dicen todo lo que necesitamos saber respecto a la naturaleza de la Autoridad Palestina. Pese a que Kerry sigue actuando como si la AP fuera un interlocutor de Israel bienintencionado y no violento para las conversaciones de paz, en realidad éste sigue dedicada a perpetuar el conflicto y a fomentar el odio contra Israel y los judíos.

Pero en la misma semana en la que los palestinos celebraban el terror, Israel demostraba una vez más sus valores humanitarios:

La nieta del primer ministro de Hamás, Ismaíl Haniye, fue evacuada en estado crítico a un hospital israelí el domingo por la tarde, pero el lunes fue devuelta a su familia en Gaza, después de que se estableciera que su estado era incurable, declaró un portavoz israelí el lunes. Los médicos de Gaza dijeron que Aamal Haniye, de un año, sufría una grave inflamación del tracto gastrointestinal que afectaba a su sistema nervioso, según el diario egipcio Al Ahram.

Por si se lo estén preguntando, se trata del mismo Ismaíl Haniye que utilizó el aniversario del acuerdo de rescate de Gilad Shalit, el mes pasado, para instar a una mayor "lucha armada contra Israel", y el mismo que ha jurado reiteradamente no reconocer jamás a Israel y seguir trabajando para destruirlo. No resulta ninguna sorpresa que en los medios de Hamás en Gaza no haya aparecido información alguna sobre la hospitalización de la pequeña Haniye.

Que Israel ofrezca ayuda médica a un familiar de un hombre que trabaja activamente para matar judíos y destruir su Estado no lo convierte en perfecto ni lo sitúa por encima de cualquier examen. Pero muestra que, pese a que en todo el mundo se instigue insistentemente en su contra, el Gobierno y las instituciones israelíes siguen comprometidos con la decencia en sus relaciones, incluso con sus mayores enemigos. Éstos han sido sólo tres casos de los cientos que se producen todos los años y que cuentan la misma historia. Los denominados moderados de la Autoridad Palestina honran a los terroristas y emplean sus medios de comunicación para promover el terror. Pero, de alguna forma, sólo Israel es objeto de la presión estadounidense. Independientemente de lo que se piense sobre los asentamientos o sobre dónde deberían situarse las fronteras de Israel, estas historias nos muestran el enorme abismo cultural que existe entre el Estado judío y quienes dirigen a sus vecinos palestinos. Quien ignore este aspecto del conflicto de Oriente Medio no sabe nada de cuáles son los verdaderos obstáculos para la paz.

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