En un irónico giro de los acontecimientos, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) es ahora objeto de intimidaciones y amenazas por parte de numerosos palestinos. Al parecer, la UNRWA tiene previsto introducir algunos cambios en el currículo de sus escuelas de la Margen Occidental y la Franja de Gaza, y a los palestinos no les hace demasiada gracia. Dicen que la UNRWA ha "sucumbido" a las presiones israelíes.
La información sobre los supuestos cambios se basa en filtraciones a los palestinos y no han sido confirmados por la UNRWA. Los palestinos dicen que se han enterado de todo en sus reuniones con altos cargos de la organización.
Según los palestinos, con esos cambios se pretende "erradicar" su "identidad nacional" y su "historia" y tergiversar su "lucha" contra Israel.
Los palestinos sostienen que en los nuevos libros de texto se sustituye el mapa de la "Palestina histórica" (que incluye Israel) con imágenes de una calabaza y un pájaro. Los libros de texto palestinos incluyen a menudo mapas de la "Palestina histórica" sin Israel. Ciudades que están dentro de Israel, como Haifa, Yafo, Tiberíades y Ramle, son descritas como "ciudades palestinas". Los medios de la Autoridad Palestina (AP) también se refieren a ellas como "ciudades palestinas dentro del territorio de 1948".
En un libro de cuarto curso –denuncian los palestinos–, la UNRWA ha sustituido el mapa de Palestina por la imagen de un vestido tradicional palestino.
Los nuevos manuales no hacen referencia a las ciudades de Israel; sólo mencionan localidades de la Margen Occidental y Gaza, como Nablus, Yenín, Gaza, Jericó y Ramala.
Como era de esperar, que la UNRWA cambie la premisa palestina de que Jerusalén es "la capital del Estado de Palestina" por la de que Jerusalén es "la Ciudad Santa para las religiones abrahámicas" no ha sentado muy bien a los palestinos. Además, están molestos porque los libros de texto de la UNRWA no mencionan el Valle del Jordán, que corre a lo largo de la frontera entre Israel y Jordania.
De los polémicos manuales también se han retirado fotos de soldados israelíes patrullando en las inmediaciones de escuelas y las referencias a los presos palestinos encarcelados en Israel por terrorismo. Además, obvian las antiguas referencias al Día de los Presos Palestinos, acontecimiento anual que los palestinos celebran en señal de solidaridad con los terroristas encarcelados.
Los palestinos también están protestando por la supresión de términos como ocupación y puestos de control en los nuevos libros de texto.
De ser ciertos, los cambios previstos deberían saludarse como un paso positivo hacia el fin de la incitación antiisraelí en las escuelas palestinas, incluidas los pertenecientes a la UNRWA. No obstante, a la luz de las protestas y amenazas palestinas, no es seguro que la UNRWA logre sacarlos adelante.
Un reciente estudio sobre los libros de texto utilizados en las escuelas dirigidas por la UNRWA reveló que deslegitiman y demonizan constantemente a Israel. No se enseña a los niños palestinos a reconocer a Israel. La investigación fue dirigida por el doctor Arnon Gross, que tradujo los libros, y el doctor Roni Shaked, ambos del Instituto de Investigación Harry Truman de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
En los libros que se utilizan actualmente en las escuelas palestinas el sionismo se define como un movimiento colonialista financiado por judíos europeos con el fin de agrupar a los judíos de todo el mundo y llevarlos a Palestina. No se menciona la conexión religiosa o histórica de los judíos con la Tierra de Israel o con Jerusalén. En su lugar, enseñan que lugares sagrados judíos como el Muro de los Lamentos, la Tumba de Raquel y la Cueva de los Patriarcas son lugares sagrados musulmanes.
Como era de prever, Hamás y la Autoridad Palestina, a pesar de ser rivales acérrimos, han unido sus fuerzas para impedir los cambios previstos por la UNRWA. Los dos regímenes corruptos sí logran ponerse de acuerdo en la incitación a los niños contra Israel y en la negación de la existencia del Estado judío.
Ahmed Bahr, alto cargo de Hamás en la Franja de Gaza, advirtió de que cualquier cambio en el currículum escolar "afectaría a la historia y los derechos del pueblo palestino, así como a su resistencia" contra Israel. Con "resistencia", el gerifalte de Hamás se refiere al terrorismo contra Israel, que comprende la comisión de atentados suicidas y el lanzamiento de cohetes contra su territorio.
Según este oficial de Hamás, la UNRWA y la comunidad internacional tienen que entender que "la opción de la resistencia es la única vía y la más corta para restablecer Palestina y liberar nuestra tierra". En otras palabras: Bahr quiere que se siga enseñando a los niños palestinos que hay que seguir perpetrando ataques terroristas con el fin de destruir Israel y sustituirlo por un imperio islámico. De hecho, Hamás lleva mucho tiempo enseñando justamente eso en sus propias escuelas de la Franja de Gaza. Y está diciendo que la UNRWA debe seguir su ejemplo. Los niños que estudian en las escuelas del organismo de la ONU tienen que seguir aprendiendo que Israel no es más que un invento.
En los últimos días ha habido una serie de protestas contra la UNRWA en Gaza. En ellas se advirtió contra los referidos cambios, que habrían sido concebidos para "distorsionar las mentes de los niños palestinos" y que "no se ajustan a la cultura de la sociedad palestina".
Hamás se ha negado a permitir que la UNRWA enseñe el Holocausto en sus escuelas. Desde el punto de vista de Hamás, la agencia de la ONU busca "envenenar las mentes de nuestros hijos tomando medidas que sólo sirven" a Israel. "La UNRWA está tratando de justificar los crímenes israelíes contra los palestinos enseñando en sus escuelas el denominado Holocausto en el marco de los derechos humanos", manifestó Hamás. Esta actitud no es ni mucho menos sorprendente: la negación del Holocausto siempre ha formado parte integral de los relatos palestino y árabe.
Es fácil entender por qué Hamás y otras organizaciones palestinas extremistas se oponen a cambiar los libros de texto que deslegitiman y demonizan a Israel. Más difícil es comprender que la Autoridad Palestina –cuyo presidente, Mahmud Abás, dice que se opone a la incitación antiisraelí– se declare en contra.
El Ministerio de Educación palestino en Ramala advirtió en un comunicado de que tomaría "medidas punitivas" contra cualquiera que tratara de cambiar o modificar el currículum. "Cualquier intento de cambiar el currículum escolar será considerado un ataque a Palestina y la erradicación o disolución de nuestra identidad nacional".
El lenguaje utilizado por la AP es llamativamente similar al empleado por Hamás para amenazar a una organización que durante décadas ha ayudado a millones de palestinos a sobrevivir. Aquí, los palestinos están –una vez más– mordiendo la mano que les da de comer. Preguntemos a Kuwait y otros países del Golfo, que dieron a los palestinos miles de millones de dólares hasta que éstos apoyaron la invasión del emirato por parte de Sadam Husein.
En su reunión en Washington con el presidente de EEUU, Donald Trump, prevista para mediados de mes, se espera que Abás renueve su compromiso en la lucha contra la incitación antiisraelí, según altos funcionarios de la AP en Ramala. Uno se pregunta cómo prevé Abás explicar las amenazas de la AP contra la UNRWA.
La AP, como Hamás, piensa seguir adoctrinando a sus niños con manuales escolares tóxicos que presentan a los judíos como malvados ocupantes y ladrones de tierras que construyen "muros racistas" y demuelen casas sin motivo alguno. También quieren seguir enseñando a los niños que el conflicto con Israel no es por una solución de dos Estados, sino por la "liberación de Palestina, desde el río [Jordán] al mar [Mediterráneo]", lo que significa la aniquilación de Israel. El objetivo es que los escolares crean que Israel es todo él un enorme "asentamiento" que no tiene cabida en Oriente Medio.
Abás y su AP, así como Hamás, piensan seguir inculcando a los niños palestinos la idea de que deberían contemplar como referentes a los terroristas que asesinan judíos. Qué esclarecedor sería que todo esto saliera a la luz en el encuentro entre Trump y Abás.