Camino de la República de ZP, los magros fastos del pasado 14 de abril, Viernes Santo, ignorados olímpicamente por la mayoría de los ciudadanos en toda España, fueron engrandecidos y reivindicados a bombo y platillo por Polancolandia y los medios gubernamentales. Dedicada la SER desde la temprana hora de la tertulia a sumir a los oyentes en los ideales republicanos, no fue sino el preludio del gran día republicano para la Cuatro y Cía, coros y danzas del ideario zapaterista. El jefe del Ejecutivo y sus altavoces mediáticos cuentan lo acaecido según les viene en gana pero los hechos, mal que les pese, están grabados en letra impresa a lo largo de los tiempos.
José Luis Rodríguez Zapatero se arrogó días antes en el Senado el derecho al voto para las mujeres reconocido en la Segunda República y lo equiparó al avance que supone la aprobación por su gobierno de la Ley de Igualdad. La realidad es bien distinta a la inexacta, manipulada y sectaria versión de la historia revisada por ZP y sus secuaces oficialistas de la progresía de la rosa y el talonario. Vayamos por partes.
En su exaltación republicana, el presidente ocultó la profunda división en el seno del partido socialista por la concesión del voto a la mujer y la férrea oposición ejercida por parte de su admirado Indalecio Prieto, que incluso le llevó a ausentarse del hemiciclo en la votación arrastrando con su actitud a un buen número de diputados del PSOE. Esta es la literalidad del Diario de Sesiones.
En las Cortes Constituyentes sólo había dos mujeres. Ninguna de ellas pertenecía al partido socialista: Clara Campoamor representaba al Partido Radical y Victoria Kent lo hacía por la formación Radical-Socialista. Y además, la radical-socialista se opuso con contundencia al sufragio femenino sin ningún tipo de limitaciones defendido por Campoamor. Los debates en cuestión versaron sobre los artículos 25, 36 y 51 y se produjeron los días 1, 2 y 8 de septiembre de 1931. En conclusión, fueron las derechas y sólo parte de las izquierdas, quienes sacaron adelante la igualdad de la mujer para acceder a las urnas.
Para más inri, a la única mujer que defendió el sufragio universal, Clara Campoamor, con cuyo nombre anunció el presidente "rojo" la creación del premio "Mujer y Parlamento", fue acusada por la izquierda en el 33 de ser la culpable de la victoria de la derecha al haber conseguido el voto a la mujer. Bienvenido a la historia, Zapatero. La real, no la tergiversada a beneficio de inventario.