Mariano Rajoy presentó ayer en Alcalá de Henares su programa electoral para el próximo 9 de marzo. Es, sencillamente, el programa político que España necesita para salir de la crisis a la que la ha conducido los cuatro años de desgobierno de Zapatero. Un programa que no sólo va a llevar al Partido Popular a la victoria en las urnas, sino que va a dar un gran impulso de modernidad y progreso a España en los próximos cuatro años.
El programa del Partido Popular es comprometido porque va al fondo de los problemas y propone soluciones no siempre fáciles. Para derrotar el terrorismo proponemos volver a los principios del Pacto por las Libertades, fortalecer el Estado de Derecho y negar a los asesinos toda esperanza de negociación. Para superar la actual crisis económica apostamos una rebaja sustancial de impuestos que permita un respiro a las economías familiares y una reactivación general de la actividad económica. Para acabar con la inmigración ilegal, provocada, en gran medida, por la regularización masiva de Zapatero, haremos un control más estricto de los flujos migratorios y un contrato para la integración de los inmigrantes que contenga todos sus derechos, pero también sus obligaciones. Para hacer frente a la creciente inseguridad ciudadana que asola nuestras calles apostamos por elevar las penas de los delitos violentos, aumentar la presencia policial en las calles, luchar de forma firme contra el vandalismo y expulsar de inmediato a todos aquellos extranjeros que cometan pequeños delitos. Para disminuir el fracaso escolar en las aulas queremos recuperar los valores del esfuerzo personal, la autoridad del profesor y la responsabilidad de los padres en la educación.
El programa presentado ayer por Rajoy es además un proyecto ambicioso porque quiere que España siga siendo la gran Nación de ciudadanos libres e iguales que otros pretenden destruir, porque aspira a convertir a España en la quinta potencia económica del mundo, porque aspira a una igualdad real entre hombres y mujeres que no se sustente en cuotas, porque quiere que España vuelva a ser tenida en cuenta en Europa y en el mundo y porque está comprometido con los derechos humanos, la libertad y la democracia como valores universales.
Pero la gran virtud del programa con el que el Partido Popular concurre a las próximas elecciones generales es que se ocupa de los problemas que realmente preocupan a la gente y deja de lado todas aquellas cuestiones que tan sólo sirven para generar problemas. Nuestras prioridades son derrotar al terror para ser más libres, mejorar la calidad de vida de la gente normal, apoyar a las familias, incorporar a más mujeres al mercado laboral, lograr unas ciudades y unos pueblos más seguros, lograr la plena integración de los inmigrantes, dar más oportunidades a los jóvenes, garantizar un futuro a nuestro mundo rural. Nosotros no tenemos como prioridad la memoria histórica, ni cambiar el modelo territorial del Estado, ni la Alianza de Civilizaciones, ni supuestas "conquistas sociales" como el aborto o la eutanasia, ni el adoctrinamiento político de los niños en las escuelas.
Los españoles deberán elegir el próximo 9 de marzo entre el programa comprometido, ambicioso y que da respuesta a los grandes problemas de la España actual que les propone Mariano Rajoy o el discurso vacío, evanescente y alejado de la realidad que les propone Z. Los españoles tendrán que optar entre votar con la cabeza de ciudadanos libres y con el corazón de miembros de una gran Nación o votar impulsados por la fe laica de un líder sectario que tan sólo sabe repetir "cree en mí" en trece advocaciones diferentes y demonizar a su adversario culpándoles de todos sus males.