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Ignacio Cosidó

Ofensiva de ETA, derrota de ETA

Es imprescindible que, una vez pasadas ya las elecciones generales, Zapatero sea consciente de su error y cercene definitivamente cualquier posibilidad de negociación en el futuro

El atentado mortal contra dos guardias civiles en Francia hace escasos meses, el asesinato de Isaías Carrasco a dos días de las recientes elecciones y el coche-bomba detonado este viernes frente al cuartel de la Guardia Civil en Calahorra muestra claramente la voluntad de ETA de lanzar otra ofensiva terrorista; una más de su larga historia. Esta ofensiva criminal debe tener una respuesta contundente del conjunto de la sociedad española, una respuesta que debe conducir a la derrota de definitiva de esta banda terrorista. Para lograr este objetivo resulta imprescindible recuperar la voluntad política de derrota de la banda y, para ello, habrá que redefinir y aplicar de nuevo la estrategia antiterrorista pactada entre los dos grandes partidos que han salido fortalecidos en el nuevo parlamento que comienza ahora su andadura. Ha quedado demostrado que esa estrategia conjunta para la derrota de ETA es la única eficaz.

Para recuperar esta estrategia de derrota de ETA, lo más urgente e importante es que Rodríguez Zapatero lance un mensaje nítido y firme a la banda terrorista de que por mucho sufrimiento que puedan causar jamás volverá a sentarse con los asesinos en una mesa de negociación para dialogar sobre sus objetivos políticos. Cercenar toda esperanza a los terroristas de poder alcanzar sus delirios totalitarios es el primer paso de toda estrategia que pretenda de verdad la derrota de los asesinos. El proceso negociador de la pasada legislatura ha abierto a ETA la expectativa de una salida negociada a su imaginario "conflicto político". Mientras no se acabe con esa expectativa de negociación política será muy difícil doblegar la voluntad criminal del enemigo. Para ello es imprescindible que, una vez pasadas ya las elecciones generales, Zapatero sea consciente de su error y cercene definitivamente cualquier posibilidad de negociación en el futuro.

En segundo lugar, la derrota de ETA debe volver a situarse como el objetivo prioritario del Gobierno. No es un buen síntoma que en las primeras declaraciones tras las elecciones el presidente del Gobierno no mencionara la lucha contra el terrorismo entre las prioridades de su próximo mandato. La estrategia de dar ya por derrotada a la banda terrorista y de tratar de minimizar sus acciones mediante una respuesta política de baja intensidad es falaz y profundamente contraproducente. La sociedad española debe ser consciente de que nuestra democracia tiene aún una asignatura pendiente en la derrota de ETA. Esa conciencia le ayudará a estar movilizada para apoyar a un Gobierno que tiene la responsabilidad que liderar al conjunto de la sociedad hasta alcanzar esa inaplazable meta: hay que derrotar a ETA.

Esta renovada determinación de derrotar a ETA necesita tener su plasmación inmediata en una firme decisión del Gobierno para acabar con todas las zonas de impunidad para los cómplices del terrorismo. Es necesario que quienes amparan, justifican o apoyan de cualquier forma el terrorismo vuelvan a quedar a la mayor urgencia fuera del juego democrático. Es imprescindible acabar con la tibieza que en este campo caracterizó a Zapatero en la anterior legislatura y sustituirla por una firme determinación que impulse todos los mecanismos de nuestro Estado de Derecho para expulsar definitivamente a los asesinos y sus cómplices de todas nuestras instituciones democráticas.

Necesitamos recuperar la unidad democrática para luchar contra el terrorismo; lo necesitamos para derrotar a esa banda de criminales. ETA, como hace siempre, va a intentar en este nuevo periodo político que sus acciones criminales generen división en la sociedad española. La primera obligación de las fuerzas políticas es cercenar cualquier resquicio de desunión por el que los terroristas pretendan introducir su cuña asesina. Esto exige, en primer lugar, que el nuevo Gobierno restablezca su relación con los colectivos más representativos de las víctimas de terrorismo, para lo que hace falta algo más que gestos y buenas palabras. Sólo una rectificación profunda de la errática política antiterrorista de la anterior legislatura y una voluntad manifestada en hechos para reconciliar al conjunto de las víctimas del terrorismo podrán curar las profundas heridas abiertas en esa relación.

En esta línea, es preciso recuperar el Pacto por la Libertades y contra el Terrorismo entre el PSOE y el Partido Popular. Hay que recuperarlo porque ese pacto pretende la derrota de ETA. Zapatero debe abandonar su anterior intención de sustituir este pacto por un nuevo acuerdo con las fuerzas nacionalistas y radicales que han salido, además, sumamente debilitadas del último proceso electoral. Recuperar este pacto entre los dos grandes partidos nacionales es imprescindible para que los terroristas entiendan que no tiene ninguna esperanza de negociación gobierne quien gobierne en España y también para restablecer la cohesión social que España necesita para hacer frente a esta nueva ofensiva terrorista.

Hay que fortalecer nuestro Estado de Derecho para dar una respuesta más eficaz al desafío que ETA pretende lanzarnos. Es cierto que ETA sigue sumida en un estado de gran debilidad, gracias fundamentalmente al esfuerzo realizado por las fuerzas de seguridad en su implacable lucha contra los terroristas, pero es verdad también que los últimos atentados muestran, lamentablemente, su capacidad para seguir matando y su renovada determinación de seguir haciéndolo. Tenemos aún un camino que recorrer para mejorar la coordinación antiterrorista en la lucha contra ETA; debemos impulsar nuevas reformas legislativas que nos permitan una lucha más eficaz contra ETA y contra sus cómplices políticos, mediáticos y financieros; debemos potenciar las capacidades de Policía Nacional y Guardia Civil para lograr este objetivo. Es mucha la tarea que aún debemos realizar para culminar ese gran anhelo colectivo que supone la victoria definitiva de nuestra democracia sobre ETA.

Para todo ello, el Gobierno encontrará al Partido Popular donde siempre ha estado. En la condena firme y rotunda de toda acción terrorista. En la cercanía y solidaridad permanente con las víctimas. Apoyando toda acción que en el marco de nuestro Estado de Derecho redunde en un más eficaz combate contra el terrorismo. En la oposición contundente a toda negociación política con los terroristas. Y en la voluntad de recuperar el consenso que España necesita para lograr el gran objetivo de derrotar definitivamente a ETA.

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