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Ignacio Cosidó

Hormonas y neuronas

Entre las muchas necesidades de nuestra sociedad se me ocurren mil prioridades más importantes y urgentes que editar esta guía, empezando por bajar los impuestos a los ciudadanos en un momento de grave crisis económica.

La guía financiada por la Junta de Extremadura en la que se alecciona a los jóvenes sobre cómo masturbarse ha generado una lógica indignación y no poca chanza en los medios de comunicación y en la propia sociedad. El asunto me parece sin embargo algo más que una broma pesada. Lo primero porque indica un desprecio absoluto a los contribuyentes en el uso del dinero público. Entre las muchas necesidades de nuestra sociedad se me ocurren mil prioridades más importantes y urgentes que editar esta guía, empezando por bajar los impuestos a los ciudadanos en un momento de grave crisis económica que sufren con especial intensidad las familias y las empresas. Si alguien quiere o necesita una guía para masturbarse que se la pague, pero no con nuestros impuestos.

En segundo lugar, el tema es serio porque atenta una vez más contra el derecho de los padres a educar a nuestros hijos según nuestros propios valores. Ni la Junta de Extremadura, ni ningún gobierno, tienen legitimidad para decir a mis hijos si se deben masturbar o si deben dejar de hacerlo. Eso forma parte de un ámbito estrictamente privado que afecta a su libertad y a la mía para educarles según mi propia conciencia, sin que sea admisible ningún tipo de injerencia de los poderes públicos. Ya está bien de que se nos intente desde el poder organizar nuestra vida hasta en los aspectos más íntimos de la sexualidad.

Tercero, pero quizá más impórtate, fomentar la masturbación es un síntoma más de una cultura del placer, del hedonismo y del culto al propio cuerpo, radicalmente opuesta a valores como el amor, el sacrificio o la voluntad que en mi opinión son especialmente necesarios para la juventud actual. Esta guía es una muestra más de la crisis de valores que afecta a nuestra sociedad. Lo grave es que hay políticos que parecen preferir que los jóvenes utilicen más las hormonas que las neuronas porque así son más fácilmente manipulables. No me extrañaría que siguiendo el ejemplo de los socialistas extremeños Zapatero introduzca en su Educación para la Ciudadanía una lección obligatoria sobre técnicas de masturbación.

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