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Ignacio Cosidó

El voto ciego

El voto a Zapatero más que una cuestión de confianza se ha convertido en un ejercicio de fe ciega en que se hará precisamente todo aquello que no se menciona

El elector que deje en la urna una papeleta del PSOE estará en realidad ejerciendo un voto ciego. Más allá de la pomposidad del comité de sabios creado por Zapatero, el programa socialista no aclara en absoluto ninguno de los grandes temas que preocupan a la ciudadanía. Es más, parece que la ambigüedad con la que está redactado el programa socialista pretende más camuflar las verdaderas intenciones de Zapatero para la próxima Legislatura que explicar a la ciudadanía lo que de verdad pretende hacer. El voto a ZP se convierte así más en un acto de fe laica que en un ejercicio de racionalidad política.
 
El programa socialista no dice que Zapatero vaya a volver a negociar con ETA, pero tampoco dice que no vaya a hacerlo. En una concesión a la galería se indica que "no hay expectativa de diálogo", pero ni siquiera se aceptan las condiciones que sugirió el ex-presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra para reiniciar un proceso de negociación y menos aún se descarta por completo que pueda reproducirse. Pero lo que es evidente es que la voluntad de buscar una solución negociada del terrorismo de Zapatero persiste. Sólo así se explica la resistencia del PSOE a revocar la autorización parlamentaria que invita a la banda al diálogo o a renunciar por completo a ello en su programa.
 
Tampoco dice el programa socialista que Zapatero piense subir los impuestos, pero tampoco se afirma que vaya a bajarlos. La realidad es que el PSOE tendría que subirlos, y mucho, si quisiera cumplir el resto de sus promesas electorales. En una coyuntura como la actual eso conduciría directamente al desastre. Nada hay más peligroso en época de crisis que querer ganar las elecciones con el dinero de los que te tienen que votar.
 
La cuestión del aborto es otro de los señuelos lanzados por el PSOE. Se afirma que se garantizará el derecho a abortar pero no se habla de modificar la actual legislación. Es decir, se pone una vela a Dios para evitar enconar a la Iglesia de cara a la campaña electoral, pero se hace un guiño de complicidad a las feministas pro abortistas. En todo caso, caben pocas dudas sobre la voluntad de fondo de Zapatero de liberalizar por completo el aborto.
 
El PSOE ha puesto en marcha una nueva campaña con el lema de "motivos para creer". Es evidente que sus publicistas han acertado. El voto a Zapatero más que una cuestión de confianza se ha convertido en un ejercicio de fe ciega en que se hará precisamente todo aquello que no se menciona. El próximo 9 de marzo Zapatero intentará engañar una vez más a todos. Y una vez más fracasará.

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