Por primera vez en la historia de nuestra democracia ETA no concurrirá a las elecciones en el País Vasco. La decisión del Tribunal Supremo de anular las candidaturas de D3M y Alkartasuna constituye por ello un trascendente triunfo de nuestro Estado de Derecho y un éxito inapelable de nuestra democracia. Es también un paso importante en la derrota del terrorismo. La exclusión política y social de quienes apoyan o amparan la violencia aísla y debilita cada vez más a los asesinos. En muchos pueblos del País Vasco ya no hay quien dé la cara por ellos y el complejo entramado de organizaciones sociales, políticas, económicas y mediáticas imprescindibles para la supervivencia de ETA va desmoronándose ante la fuerza de la ley y la libertad. Los terroristas podrán seguir poniendo bombas, como han hecho esta mañana en Madrid, pero saben que sus objetivos políticos están cada vez más lejos de poder ser alcanzados.
La decisión del Supremo sirve también para poner al descubierto las vergüenzas del Gobierno de Zapatero. Si los miembros de la Sala del 61 han encontrado de forma unánime fundamentos para anular una candidatura como Alkartasuna, aún con mayores evidencias lo podrían haber hecho hace cuatro años con la candidatura del PCTV o hace dos con las de ANV. Si hemos tenido que soportar que ETA esté y abuse de las instituciones democráticas en estos cuatro últimos años ha sido por la negligencia de un Gobierno que ha sometido el Estado de Derecho a sus intereses políticos de cada momento.
La decisión del Supremo debería ahora impulsar al Gobierno a actuar de inmediato para disolver los ayuntamientos gobernados por ANV. No podemos esperar a que en cada consistorio gobernado por ETA se asesine a un inocente para que los cómplices de ese asesinato sean desalojados del poder. Es una exigencia democrática ineludible e inaplazable que el Ejecutivo actúe de una vez, entre otras muchas razones para desmentir a aquellos que piensa que las decisiones del PSOE en la lucha contra el terrorismo dependen exclusivamente de sus intereses electorales.
La ausencia de los representantes políticos de ETA abre ahora una incógnita política. El PSE deberá aclarar en esta campaña si lo que quiere es construir una alternativa real a los treinta años de régimen nacionalista en el País Vasco o lo que pretende es sustituir a la Izquierda Abertzale para construir una alternativa más radical y más a la izquierda dentro del propio régimen nacionalista. Me temo que los socialistas vascos están más por lo segundo que por lo primero. Pero ni siquiera eso empaña hoy la satisfacción de ver a ETA fuera del juego democrático.
El único camino para lograr la derrota de ETA es seguir acosando a esta organización criminal en todos los frentes, con una actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad cada vez más eficaz, una Justicia que cercene cualquier espacio de impunidad a los asesinos y sus cómplices y un total aislamiento político y social de los terroristas. A pesar de la bomba de esta mañana hoy estamos un poco más cerca de la victoria definitiva de la libertad sobre el terror.