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Humberto Vadillo

Estado de Rubalcaba

¿Decretará Rubalcaba el estado de alarma en el caso de una eventual intervención de la Unión Europea o el FMI? ¿Lo hará en el caso de una eventual victoria del PP en las elecciones?

Lunes 20 de septiembre. Por orden de Rubalcaba Juan Antonio González, comisario general de Policía Judicial, pasa a controlar todas las investigaciones que afecten a "cargos públicos y personas de relevancia". Juan Antonio González, cuyas iniciales coinciden con las del policía JAG, implicado en el caso Malaya, cuya persona agració la cacería Bermejo-Garzón tras la que este último lanzo Gürtel. La caza política es de altanería.

Jueves 21 de octubre. Rubalcaba toma posesión como vicepresidente primero del Gobierno, manteniendo la cartera de Interior y asumiendo además la Portavocía. Controlará Sitel, CNI y servicios de información de Policía y Guardia Civil. Según publica Antonio Rubio en El Mundo al poco espetará Rubalcaba a un Magistrado del Tribunal Supremo que le expresa un cierto desacuerdo procedimental: "Mi ventaja es que yo sé todo sobre todos". Ciertamente.

Martes 30 de noviembre. Rubalcaba se reúne con los editores y directores de los principales periódicos de España, encuadrados en la AEDE (Asociación de Editores de Diarios Españoles). Para la prensa el 2010 ha sido un año dificilísimo. De pérdidas. Sin excepciones. El peor de la última década. Rubalcaba confía en que "en las próximas semanas" se puedan avanzar una serie de medidas con el propósito de "ayudar" a la prensa. La prensa escrita es casi el único sector periodístico en España en el que todavía existe pluralidad. Salvo en Cataluña. El modelo catalán es el que quiere importar Rubalcaba a toda España. Una excelente relación entre un gobierno que paga y una prensa que nadie quiere leer. Un editorial conjunto cuando sea preciso.

Viernes 29 de octubre. Rubalcaba cena en el restaurante Currito con el presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes, el fiscal jefe, Javier Zaragoza y los magistrados Gómez Bermúdez, Grande Marlaska y Pedraz. Estos últimos han sido condecorados por el ministro. Condecoración con pensión. Cena a escote. A Carlos Dívar, presidente del Consejo General del Poder Judicial, le parece "perfectamente aceptable". Asisten también el secretario de estado de Seguridad, Antonio Camacho, y el director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez. El juez Pedraz es en estos momentos responsable de la investigación del caso Faisán, algunas de cuyas plumas pueden encontrarse todavía en las solapas de Rubalcaba. Silvestre se comió a piolín.

Sábado, 4 de diciembre. Se declara el estado de alarma para poner fin a la huelga de los controladores aéreos. Rubalcaba es quien toma decisiones, da explicaciones y atiende a los medios. La declaración del estado de alarma era consecuencia no necesaria de años de interesada negligencia en dotar a España de una Ley de Huelga, de la desidia dolosa de años de no formar y homologar a los suficientes controladores aéreos y de la incompetencia habitual y tontuna inoportuna de Pepiño Blanco en la gestión de Fomento.

Jamás se había decretado en la España democrática el estado de alarma. No durante el 23-F, no durante las horas largas que precedieron al asesinato de Miguel Ángel Blanco. No tras el 11-M: se declara con el Rey fuera del país, el todavía presidente Zapatero en el limbo de los nonatos y el jefe de la Oposición mirando cara a La Gomera. Gaspar Zarrías, secretario de estado de Política Institucional, insinúa connivencias del PP con los controladores. No hay respuesta oficial, cese o desmentido de estas palabras.

Rubalcaba se ha dotado estos últimos meses de una cómoda, conveniente, colección de precedentes. En el aire, colgadas de una finísima crin de caballo, oscilan de ahora en adelante y sobre nuestras cabezas las siguientes preguntas: ¿decretará Rubalcaba el estado de alarma en el caso de una eventual intervención de la Unión Europea o el FMI? ¿Lo hará en el caso de una eventual victoria del PP en las elecciones?

En contra de las apariencias, el peor legado que nos ha de dejar Zapatero no será la ruina económica sino la ruina política, institucional y aun moral en la que ha convertido a España. Queda también Rubalcaba de albacea. Anda Rajoy satisfecho con el unánime respaldo que muestran las encuestas al PP. Haría bien en considerar que heredará sólo si Rubalcaba quiere, cuando Rubalcaba quiera, en las condiciones en las que Rubalcaba quiera. La ventaja de éste es, como el mismo dice, que "lo sabe todo de todo el mundo".

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