Según la parte que ya no es secreta de la comisión rogatoria remitida por la magistrada francesa Le Vert sobre el chivatazo policial a ETA, la instructora francesa lanzó duros reproches contra el juez Garzón: especialmente que no le proporcionara información alguna sobre las diligencias que desde su juzgado se estaban llevando a cabo sobre la delación policial al dueño del Faisán.
Teniendo presente que Garzón prácticamente tuvo el caso metido en un cajón durante los más de tres años en los que fue el responsable de la instrucción, tampoco es que haya que sorprenderse de que Le Vert no se fiara de él. De hecho, no nos deberíamos asombrar ni con la repugnante pasividad del propio Garzón si tenemos en cuenta que fue uno de los más "ilustres" avalistas que tuvo la "paz sucia" con ETA sobre la base de que "por la paz hay que hablar hasta con el diablo".
Así lo declaró Garzón a la radio "France Info" en 2006, poco después de hacerse cargo de la instrucción de ese "chivatazo al demonio" que supuso aquel delito de colaboración con banda armada que ahora instruye el juez Ruz.
A pesar del impulso que ha recobrado el caso desde que el juez Ruz se ha hecho cargo del mismo, no menos preocupante y mucho más actual me parece, sin embargo, su pasividad a la hora de tomar declaración al emisario del Gobierno ante ETA, amigo íntimo de Garzón y actual vocal del CGPJ, Manuel Gómez Benítez. Más aun, después de que Gómez Benítez bochornosamente se jactara la semana pasada ante una periodista de Telemadrid de que el juez Ruz no le había llamado a declarar, al tiempo que se negaba a responder si era cierto o no que durante sus conversaciones con ETA puso en valor el chivatazo como prueba de la voluntad de diálogo, tal y como reflejan las actas intervenidas en Francia al jefe político de ETA, Francisco López, alias "Thierry".
Dice El Mundo este lunes que el diputado popular Ignacio Cosidó se autorrealiza en su blog una treintena de preguntas para entender el caso Faisán. Sin negar la enorme pertinencia de ninguna de ellas, desde aquí le propongo tres más: ¿Ha recibido Ignacio Cosidó o el no menos aguerrido Gil Lázaro, en razón a una –qué se yo– "razón de Estado", una orden de Rajoy de no pedir el cese de Gómez Benítez ni siquiera de criticar su televisada negativa a responder si puso o no en valor ante ETA el chivatazo del bar Faisán? En caso negativo, ¿consideran acaso los miembros del PP que es de recibo que una persona que no se atreve a desmentir que puso en valor ante ETA la comisión de un delito de colaboración con banda armada puede seguir siendo vocal del Consejo General del Poder Judicial? En caso negativo, ¿por qué no lo manifiestan?
Dejo en paz a los políticos, y vuelvo, para concluir, con el juez Ruz, sólo para manifestar que, a pesar de los avances que le debemos, nada me parecería más indiciario de que con él tampoco se va a despejar la X del caso Faisán que el hecho de que cerrara el sumario sin tomar declaración a quien, presuntamente, atribuyó como mérito del Gobierno la comisión de un no sé si demoniaco pero sí desde luego delictivo chivatazo policial a ETA.