No sería la primera vez que los proetarras utilizan las siglas de una formación escindida del PNV para bular la Ley de Partidos y poder volver a presentarse a las elecciones. Lo hicieron antes con Acción Nacionalista Vasca (ANV) y están en pasos de hacerlo con la ya casi extinta Eusko Alkartasuna. La propia ETA hunde sus raíces en las juventudes del partido fundado por Sabino Arana, regadas –eso sí– con el marxismo-leninismo. Desde ese punto de vista, nada nuevo bajo el sol.
Por eso me resulta tan sorprendente la aparente candidez con la que algunos analizan ese pacto de bases que este domingo firmaran la llamada "izquierda abertzale" con el partido fundado por Carlos Garaicoetxea. Si los firmantes de ese documento hubieran querido convencernos de que por "vías pacíficas y democráticas" se refieren a algo completamente distinto a lo que con esa misma envilecida expresión ha venido reclamando la banda terrorista como vía de solución al llamado "conflicto vasco", cabría esperar que en ese documento hubiera un expreso acatamiento a la Ley de Partidos, una condena expresa a ETA, y un claro reconocimiento a las victimas y a su derecho de recibir justicia. Entonces, sí tendríamos derecho a pensar si será verdad o sólo una trampa para que "los tontos útiles vuelvan a dejar que nos colemos".
No cabe, sin embargo, plantearnos esa disyuntiva o pensar en si ese documento es un "caballo de Troya" cuando lo que sus firmantes demuestran con él a las claras es que su concepción de la "paz" y de la "democracia" es la misma que la de los etarras. Así, ni condenan a los terroristas ni se solidarizan con sus víctimas, tildan de "represión" al ordenamiento jurídico vigente o piden la excarcelación de los criminales, a los que se refieren como "presos políticos".
Si finalmente EA cede, en favor de los voceros de ETA, los derechos y prerrogativas que el ordenamiento jurídico, y concretamente la legislación electoral, concede a los partidos políticos, los únicos "tontos útiles" de la jugada serán, lamentable y nuevamente, los que se la consientan, los de siempre, los representantes político y judiciales del Estado español. Luego dirán, también como siempre, que les han hecho "trampas".
Espero que esta vez no suceda lo mismo. Pero para ello, desde la Fiscalía ya se debería haber enviado un serio aviso a navegantes, dejando claro a Eusko Alkartasuna que, lejos de poder nutrirse de los proetarras, lo que se juega es su comparecencia en las elecciones. Así podría haberlo hecho ya la Fiscalía abriendo diligencias por un posible delito de apología del terrorismo contra quienes al alimón ensalzan a unos criminales llamándolos "presos políticos". Pero claro, los "tontos útiles" verían esta firmeza tan exagerada como durante décadas se lo pareció cualquier medida destinada a impedir la subvención y representación política de los proetarras. Y así nos va y en esas estamos. Sin lograr que pierdan toda esperanza y sin tener siquiera que disfrazarlas apenas.