Muchos dicen con razón que Ciudadanos todavía está muy verde para ser una alternativa liberal al consenso socialdemócrata que, a día de hoy, lidera el irreconocible partido que preside Mariano Rajoy. Ciertamente, basta observar el apoyo de la formación de Albert Rivera a algunos impuestos, como los de Patrimonio, Donaciones y Sucesiones, o su inexistente o afónica defensa de la reducción de nuestro sobredimensionado sector público para darnos cuenta de que tal alternativa genuinamente liberal no existe.
Ante este hecho cabe hacer, no obstante, algunas consideraciones. La primera, que ni siquiera en los tiempos en que Aznar lideró el partido -etapa en la que más intensamente la derecha española asumió los postulados del liberalismo- el PP pasó de refugio y mal menor para los votantes liberales.
En segundo lugar, que, siendo cierto que Ciudadanos todavía es, en muchos puntos, una formación política típicamente socialdemócrata, no es, sin embargo, tan hostil al liberalismo económico como quienes actualmente gobiernan y usurpan las siglas del partido que ha protagonizado la mayor subida de la presión fiscal y el mayor incremento de la deuda pública de nuestra reciente historia.
En tercer lugar, hay que señalar que Ciudadanos, como también le sucedía a la extinta UPyD, sí es claramente una alternativa a ese otro consenso, no necesariamente socialdemócrata pero sí, desde luego, contrario al liberalismo, que mantiene al poder judicial como mera correa de transmisión del poder político, o a ese otro consenso no menos nefasto que considera que la única forma de afrontar el secesionismo es hacer nuevas concesiones a los nacionalistas.
La cuarta consideración, y para mí la más importante, pasa por señalar que a lo que aspiramos algunos no es tanto a que Ciudadanos se convierta en alternativa al PP de Rajoy como a que sea un punzón, un instrumento útil para forzar la regeneración del otrora partido liberal-conservador.
Yo todavía creo que la alternativa al PP de Rajoy debe ser un PP regenerado que recupere sus señas de identidad y prosiga esa paulatina asunción del liberalismo que durante esta legislatura tanto ha traicionado. Lo que nunca he creído posible es que esa catarsis se produzca sin que antes este partido envilecido sufra un drástico revés electoral. Y para ese voto de castigo regeneracionista, Ciudadanos me basta por mucho que en él no se indique del todo correctamente por donde deber ir la enmienda en el PP.