¿Se trataba de una de las bromas habituales de David Letterman? Eso debió de pensar el público cuando el presentador más famoso de la parrilla nocturna de CBS transformó su monólogo en una escandalosa confesión: resulta ser que en el mes de septiembre un productor de la misma cadena intentó extorsionarlo exigiéndole dos millones de dólares a cambio de no revelar los numerosos romances que Letterman ha tenido con empleadas y becarias de su show, Late show with David Letterman.
Desde hace casi tres décadas, todas las noches al filo de la madrugada Letterman se burla del político o la figura pública de turno que ocupa las portadas por algún lío de faldas: desde las correrías de Arnold Schwarzenneger, actual gobernador de California, hasta otro gobernador republicano de Carolina del Sur, Mark Sanford, que simuló estar haciendo trekking cuando en realidad visitaba a una amante en Buenos Aires; o el sonado affaire del presidente Bill Clinton y la entonces becaria Monica Lewinsky. En esta ocasión el chiste era a costa de sí mismo y, tras la inicial sorpresa y el gesto de incredulidad, sus fans comprendieron que la broma iba en serio. Con la crudeza con la que habría tratado a otro personaje en apuros, Letterman calificó de "grimosas" sus relaciones extramaritales y admitió que no habían sido una o dos, sino muchas y variadas.
Desde hace tiempo la programación que triunfa es la de los reality shows donde aspirantes a famosillos o famosos en declive convierten sus vidas en escaparates a la vista de todos: nos enteramos de sus adicciones, de sus problemas económicos, de su vida sentimental, de sus más íntimos secretos. Letterman, que siempre ha sido un hombre preocupado por preservar su intimidad, se ha visto obligado a compartir con millones de telespectadores la oscura trama urdida por un colega que, al parecer, además del motivo económico, se sentía despechado porque su más reciente compañera sentimental (de la que hoy en día está separado) fue una de las amantes del presentador.
De David Letterman se sabía poco, salvo que es un tipo ocurrente y con un sentido del humor corrosivo que en ocasiones ha llegado a irritar a algunos de sus invitados. Ahora conocemos de él ese lado oscuro del que tantas veces se burló y señaló con el dedo. En su productora., Worldwide Pants, circulaban rumores de sus continuos escarceos con redactoras, guionistas, reporteras de segmentos y, sobre todo, con chicas principiantes cuya ilusión es hacer prácticas en uno de los programas más emblemáticos entre los jóvenes. Hasta ahora los directivos de CBS han asegurado que mientras no se pruebe que ha habido acoso sexual no le darán más importancia al desagradable incidente porque, para fortuna de Letterman, el programa lo compran de una productora independiente que no se rige por las normas de integridad de la cadena.
En un momento en el que los canales generalistas no saben qué inventar para elevar sus pobres índices de audiencia frente a la televisión por cable, este escándalo digno del reality show más truculento le está generando buenos números a Letterman. Y, como suele ocurrir con este nuevo género de la televisión de usar y tirar, los otros presentadores que compiten en el mismo horario están explotando de lo lindo los avatares de su rival. Está cantado que alguna becaria acabará por hablar tras convenir una jugosa exclusiva. Esperemos que David Letterman haya aprendido la lección del vestido azul que nunca pasó por el tinte. De lo contrario el asunto puede dar aún más grima. Y también más ratings.