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Gina Montaner

La familia bien, gracias

Hombres y mujeres gays han ido labrando su propia revolución –que es la de aspirar a la igualdad y dejar de ser discriminados por su orientación sexual–, mientras otros procuran condenarlos a la segregación.

A partir del otoño comienzan a estrenarse las películas que después sonarán como candidatas a los Oscar; pero este verano ha sido una excepción con el estreno de The kids are all right. El filme, dirigido por Lisa Cholodenko, ha sido una grata sorpresa en una cartelera llena de cintas de acción y comedias blandas.

La historia de The kids are all right, que podría traducirse como "los chicos están bien", es convencional porque relata las típicas vicisitudes de una familia, en concreto la crisis que atraviesan muchas parejas con el desgaste que producen años de convivencia. En este hogar, los hijos ya son adolescentes y uno de ellos está a punto de ingresar en la universidad. Hasta aquí, nada que no hayamos visto anteriormente en la gran pantalla e incluso en series de televisión.

Pero esta familia radicada en California tiene una particularidad: mamá y papá son una pareja de lesbianas que por medio de un donante de esperma tuvieron una niña y un niño. Muy pronto en la trama sabemos que los dos hermanos quieren conocer al hombre que en su día sirvió como vehículo para inseminar a cada una de sus madres. Podría decirse que hasta el desarrollo del guión es predecible, pues la irrupción del padre biológico primero provoca desconcierto y luego desata la catarsis en el seno familiar.

En resumen, Cholodenko, que es gay y hace cuatro años tuvo un bebé con su pareja por medio de un donante anónimo, nos trasmite el mensaje de que lo que verdaderamente importa es tener la suerte de contar con unos seres queridos que te aman, te dedican tiempo y te protegen. El filme no es panfletario ni pretende lanzar un discurso militante, sino que plantea una realidad que está ahí, a los ojos de quienes quieran verla, con parejas homosexuales de ambos sexos que en los últimos tiempos han establecido nidos estables con su descendencia.

Hay quien ya ha dicho que The kids are all right es la otra cara de Brokeback Mountain, un clásico reciente del cine que situó en el mainstream el amor entre dos hombres. La propia Cholodenko tiene en su haber una filmografía que abunda en las relaciones lésbicas, pero con esta producción el énfasis lo ha puesto en plasmar la vida de Nic y Jules, magistralmente interpretadas por Annette Bening y Julianne Moore, como una existencia intercambiable con la de cualquier matrimonio heterosexual que lucha por sacar adelante a su prole.

Ya era hora de ver en los multicines de los centros comerciales (y no en las minoritarias cinematecas), la rutina doméstica de dos mujeres enamoradas que van y vienen de sus trabajos, cenan con sus hijos, hacen la compra y, también, sienten angustia cuando temen que la chispa de su relación podría estar apagándose. Nic, Jules y sus retoños viven en un bonito chalé con jardín y aspiran, como el resto de los mortales, a ser felices y gente de bien. O sea, lo que ocurre entre esas cuatro paredes no es demasiado diferente a lo que sucede en las casas de sus vecinos.

Precisamente el gran logro de The kids are all right es que, en medio de la polémica en Estados Unidos en torno a la legalización de las uniones entre parejas del mismo sexo, su directora nos está diciendo de la manera más amable y con toques burgueses que la realidad se impone a la indignación y reticencia de los sectores más conservadores de la sociedad. Hombres y mujeres gays han ido labrando su propia revolución –que es la de aspirar a la igualdad y dejar de ser discriminados por su orientación sexual–, mientras otros procuran condenarlos a la segregación.

Este luminoso retrato cuyo inteligente guión mezcla la emoción con la comedia es una prueba más de que una familia bien avenida es producto del amor y la constancia. Las encantadoras y vulnerables Nic y Jules dan fe de ello.

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