El 12 de octubre de 1948, el tren electoral de Tom Dewey, candidato republicano a medirse contra el presidente Harry Truman, recaló en Beaucoup, Illinois, donde, desde el andén, iba a dirigirse a unas 1.000 personas. Antes de empezar, el maquinista se equivocó e hizo que el tren retrocediera unos metros, asustando a algunos pero sin herir a nadie.
Dewey, sin embargo, se perjudicó al decir enfadado a los micrófonos: "Es el primer demente que tengo de maquinista. Lo tendrían que fusilar al alba probablemente". La "fría arrogancia" de Dewey (descripción del biógrafo de Truman, David McCullough) reforzó la impresión de político picajoso y antipático entre la opinión pública.
Truman se medía con un Congreso bajo control republicano, pero ganó porque Dewey era desagradable. Y Truman ganó a pesar de las dos candidaturas disidentes de su formación –la del Vicepresidente Henry Wallace por la izquierda y la del Gobernador de Carolina del Sur Strom Thurmond por la derecha–. Se hicieron con el 2,4 por ciento del voto popular cada una.
Al concentrarse regionalmente el apoyo a Thurmond, se hizo con 39 compromisarios de los estados del Sur. Si Truman hubiera perdido dos de los tres estados –Ohio, Illinois y California (ganó en ellos por 7.000, 34.000 y 18.000 votos respectivamente)– ningún candidato se habría hecho con la mayoría electoral, y la Cámara de Representantes habría escogido al presidente. Si Dewey se hubiera hecho con los tres, habría sido presidente.
Así que totales de votación pequeños en el caso de candidaturas independientes pueden tener una enorme repercusión potencial. Lo que nos lleva a Ron Paul.
Preguntado hace poco si iba a presentar una candidatura independiente, decía: "No pienso en ello porque, mire, no me va mal ahora mismo... Así que nos concentramos en una única cosa: seguir avanzando en los sondeos, y ver cómo van las cosas dentro de un mes o dos".
Va a la cabeza en Iowa, y alienará a los votantes republicanos de manifestar interés en dar un vuelco a la formación el próximo otoño. A nivel nacional, sus cifras son modestas pero su apoyo es sólido: sus partidarios no se inclinan por aceptar sucedáneos porque ningún otro candidato tiene algo comparable a su volátil mezcla de aislacionismo y libertarismo.
Además, es conocido ya a nivel nacional (hizo campaña por la candidatura republicana en 2008 y fue candidato del Partido Libertario en 1988), tiene una considerable plataforma de donantes pequeños, y sus afanados partidarios probablemente puedan incluir su nombre en las listas de la mayoría de los estados. No se presenta a la reelección por su escaño en la Cámara, ¿qué tiene que perder pues?
Bueno, su candidatura podría garantizar la reelección de Barack Obama, y esto pasaría factura a la carrera de su hijo Rand, senador advenedizo de Kentucky. Aparte de eso, no obstante, de Ron Paul pueden creer lo que implica su ideología –que Obama sólo está más equivocado de forma marginal que los rivales republicanos de Paul, que no comienzan cada día indignados por la Ley de la Reserva Federal de 1913–.
De manera que asumamos tres cosas. Que Obama está más débil en 2012 que cuando se hizo con apenas el 53 por ciento del voto en 2008. Que Paul puede hacerse con entre el cinco al siete por ciento de los votos a nivel nacional (muy por debajo del 18 por ciento que en un reciente sondeo NBC/ Wall Street Journal se mostraba dispuesto a votar a Paul como independiente). Y que el 80 por ciento al menos del voto de Paul se deposita a expensas del candidato Republicano.
Basándose en los resultados de los estados en 2000, 2004 y 2008, y en los votos de comicios anteriores a candidatos independientes, y en los sondeos actuales de la fortaleza de los candidatos republicanos potenciales en estados concretos, es plausible concluir que una candidatura Paul tendría tres consecuencias:
– Permitiría a Obama ganar en dos estados en los que perdió en 2008: Missouri (10 votos), que perdió por 0,13 enteros, y Arizona (11), que perdió por 8,52 enteros frente al oriundo John McCain.
– Permitiría a Obama volver a ganar en cuatro estados con los que se hizo en 2008 y en los que el candidato republicano tendrá probablemente que ganar por fuerza en 2012: Florida (29 votos), Indiana (11 votos), Carolina del Norte (15) y Virginia (13).
– Garantizaría el triunfo de Obama en los siguientes estados en los que ganó en 2008 pero que los republicanos esperan recuperar el año que viene: Nuevo México (5 votos), Colorado (9), Nevada (6), Michigan (16), Ohio (18), Pennsylvania (20) y New Hampshire (4).
Como mínimo, una candidatura Paul obligaría al candidato republicano a destinar tiempo y dinero a lugares en los que de lo contrario se podría ahorrar las dos cosas. Y una candidatura Paul haría mucho más fácil que Obama ganara los comicios de 2012 que los de 2008. Bien, vuelva a leer las palabras de Paul citadas arriba, en particular estas: "ahora mismo" y "dentro de un mes o dos".