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Ruptura entre Uribe y Santos

Si Santos es presidente se debe a que se puso a las órdenes de Uribe y a que Uribe le ungió como su candidato.

Si Santos es presidente se debe a que se puso a las órdenes de Uribe y a que Uribe le ungió como su candidato.

Las FARC y sus aliados, la Cuba castrista y la Venezuela chavista, están ganando la guerra que habían perdido en la selva. Primero, porque consiguieron que el Gobierno democrático de Colombia se sentase a negociar con ellas, y en La Habana. Y segundo porque han dividido a sus vencedores. Álvaro Uribe, presidente entre 2002 y 2010, y Juan Manuel Santos, ministro de Defensa de aquél y su sucesor en la Presidencia, están rompiendo sus relaciones.

Si Santos es presidente se debe a tres factores: se puso públicamente a las órdenes de Uribe, se comprometió a seguir las directrices fijadas por éste, la Seguridad Democrática, y Uribe le ungió como su candidato. La ruptura es evidente para todos, colombianos o no.

A las críticas permanentes de Uribe y su círculo más cercano a las negociaciones con las FARC, Santos y sus ministros han replicado con palabras cada vez más gruesas. En un discurso ante los mandos militares, Santos comparó a Uribe con el emperador romano Calígula:

Eliminar hasta el último guerrillero, eso no tiene posibilidades reales. Por eso, es más sensato ofrecerles un puente, una salida. (…) Hay algunos mandatarios, jefes de Estado en el pasado de la historia, como Calígula, que le gustaba hacer la guerra porque sí, porque él vivía de la guerra.

En una entrevista en La Gaceta, Uribe ha dicho lo siguiente de su antiguo delfín:

¿Qué ha motivado al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a abandonar la plataforma que lo eligió? No lo sé. Es una sorpresa. Lo elegimos pensando que nos iba a cumplir. Y ha hecho todo lo contrario de lo que ofreció en campaña. (…) Él aceptó la tesis de nuestro gobierno de que la paz no se puede construir sobre la impunidad. Ahora les ofrece impunidad. (…) Y se ha convertido en el gran validador de la dictadura de Venezuela, que va por el camino de la dictadura de Cuba.

Álvaro Uribe, que es la bestia negra de la izquierda latinoamericana, no puede volver a presentarse a la reelección, porque la Constitución impide más de dos mandatos presidenciales, sin excepciones ni argucias, pero sí puede apoyar a un candidato que se enfrente a Santos por la reelección en 2014. La división en el campo del centro-derecha puede conducir a que un candidato de la izquierda, como el alcalde de Bogotá, el exterrorista del M-19 Gustavo Petro, gane las elecciones. La existencia de una segunda vuelta para las presidenciales lo hace difícil, pero no imposible.

La institucionalidad duramente construida en Colombia en los últimos años, sobre todo en los ocho de gobierno de Uribe, está en peligro de desmoronarse por la ambición personal de pasar a la historia como el pacificador.

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