La política es a veces como la moda: las tendencias se repiten una y otra vez. Creíamos que vivíamos en un país democrático y resulta que es más policial de lo que parece. De las cacerías sin licencia del ex ministro de Justicia en fincas del Estado sin pasar por caja, hasta las consignas para detener inmigrantes ilegales por cuotas de distrito. Unas detenciones que no se ajustan a lo que marca la ley, pero que se piden a golpe de incentivo profesional.
A Rubalcaba una vez más las cifras le cantan escandalosamente. Durante el mes de diciembre y la primera quincena del mes de enero, la Jefatura Superior de Policía, con jurisdicción en Madrid y en los 15 municipios con más población –suman alrededor de 15 millones de habitantes–, incrementaron en más de un 120% las detenciones de inmigrantes sin papeles con respecto al mismo período del año anterior.
La nota interna de la comisaría de Villa de Vallecas arrojaba luz sobre un nuevo escándalo del Ministerio de Rubalcaba: "Extranjeros: en base a la población de cada distrito, hay que hacer un número de detenidos. Villa Vallecas, objetivo = 35. Si no los hay, se va a buscarlos fuera del distrito. Hay que ser selectivos a la hora de pedir CIE (Plaza en el Centro de Extranjero). Marruecos, prioritario. Bolivia: no se expulsan en la actualidad. Capacidad de vuelo limitadas". El cupo de detenciones varía según el número de inmigrantes que hay en cada distrito. En el distrito Moncloa-Aravaca se espera conseguir una media de 50 arrestos al mes. En Usera - Villaverde, el objetivo es de 120.
Ante este escándalo, Rubalcaba cambió apresuradamente su discurso en 48 horas. El domingo 15 de febrero, se conocía la nota oficial que indicaba los objetivos mensuales que debía cubrir cada distrito, incluida la Extranjería. El lunes 16 por la mañana, habla de "objetivos cuantitativos frente a la delincuencia, pero dentro de la legalidad". Ese mismo día, por la tarde, desde la Dirección General de la Policía se dice que "el ministro da marcha atrás y ordena el cese de los cupos de detención ilegal". Al día siguiente, el ministro Rubalcaba dice que "no existe ninguna instrucción para establecer un cupo de inmigrantes ilegales que detener".
¿A qué se debe este caos en Interior? Según los sindicatos policiales, la cuestión tiene que ver con el interés por maquillar las cifras de delincuencia. El secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet, asegura que el resultado de repatriados ronda el uno por ciento de los detenidos por estancia irregular y, para eso, los agentes que patrullan las calles "pierden miles de horas en realizar los trámites burocráticos". Para la Confederación Española de Policía (CEP), las instrucciones impartidas desde Interior suponen "una asfixiante presión estadística" para las plantillas de Policía, que terminan atendiendo al cumplimiento de esos objetivos en lugar de mejorar "cualitativamente" la seguridad ciudadana. Y para la Unión Federal de Policía (UFP), asegura que "los policías están hasta las narices y de los nervios. Estas actuaciones tienen un carácter casi racista".
Más datos: hay un documento escrito por funcionarios de la Comisaría del Distrito de Ciudad Lineal (Madrid), en la Brigada Provincial de Extranjería, que avala esta teoría. El documento asegura que se están cometiendo irregularidades en las detenciones de ciudadanos extranjeros con la finalidad de que figuren en una lista como objetivos cumplidos. Estos objetivos no tienen en cuenta que esto es ilegal porque estas detenciones no se están llevando a cabo por el procedimiento ordinario que establece la Ley de Extranjería, esto es, que se les multe, pero que no se les detenga por el hecho de ser extranjeros ilegales.
Si hay una cosa en la que no hay discusión alguna es en algo: tanto sindicatos de izquierda y derecha como personal policial están de acuerdo en denunciar los mismos hechos; se manipulan datos, se presiona a las FSE y se maltrata a los inmigrantes. Escándalo que, de nuevo, señala a Rubalcaba como responsable, que vuelve a hacer méritos para acompañar a Bermejo a la cola del paro.