Nada ni nadie obliga a Carmen Chacón a romper el protocolo marcado por la Casa del Rey para el acto de la Pascua Militar; si se niega a vestir como el resto de invitadas, a ser distinta y a llevar pantalón es porque quiere y le da lo mismo, pues a diferencia de las demás mujeres, la ministro se lo puede permitir. En verdad –y con ser grave– es lo de menos que se salte a la torera las indicaciones de la invitación de la Casa Real: en ningún lado está escrito que un ministro no deba ser maleducado con el Rey, aunque hasta la llegada de este Gobierno a nadie se le pasase por la cabeza. También es lo de menos que se haga para regocijo de la prensa rosa, aunque desde luego es intranquilizador que la ministro de Defensa pase desapercibida en la OTAN y la UEO pero no lo haga en Sálvame o La Noria.
Lo peor es que es costumbre habitual de Chacón utilizar los actos como ministro de Defensa para promocionar su carrera política, pasando lo demás a segundo plano. Y es que el desprecio del gesto que Chacón repite a menudo es notable –no ya ante el Rey–, sino ante las Fuerzas Armadas, verdaderas protagonistas de la Pascua Militar. La fiesta no se celebra el día 6 por ser la Epifanía del Señor y fin de las Navidades, ni por coincidir en horas con el cumpleaños del Rey, a quien Chacón primero desaira y luego pelotea. Fue instaurada por Carlos III tras la recuperación por parte de las tropas españolas de Menorca en el año 1782: fue el 6 de enero cuando comenzó el exitoso ataque español a la guarnición inglesa. Era y es ante todo un homenaje de la nación a sus Ejércitos, aquellos destinados a matar y morir por España, y que en 1782 garantizaron con su sangre la unidad nacional y territorial española, cumpliendo con su deber.
Lo que significa que los militares deben ser los protagonistas el 6 de enero y a ellos debe estar destinado el acto. Ante ellos Carlos III y los monarcas posteriores rinden respeto y admiración cada año. Así que resulta humillante para los uniformados que de lo que se hable cada 6 de enero sea del pantalón de Chacón, todo por las ansias públicas de la ministro, y que si se produce es por su empecinamiento. Es verdad que el entorno invita, pues es ya un acto en el que son los políticos los protagonistas, con los uniformados como convidados de piedra: en ningún país occidental los militares se han convertido en el florero cubierto de medallas que sirve como decorado para los corrillos, los cotilleos y las miserias políticas. Su utilización grosera cada día 6 encarna plásticamente el maltrato socialista al estamento militar.
Contra y frente a los militares elaboró el Gobierno de Zapatero unas Reales Ordenanzas que han barrido del mapa toda una tradición de siglos, en un texto que hasta Chacón se había elaborado con mimo, esmero, prudencia y amor por lo militar. Justamente la elaboración más completa data de 1768, cuando el mismo Carlos III –cuya Pascua hoy se parodia y se desnaturaliza zafiamente– elaboró unas Reales Ordenanzas que duraron dos siglos –hasta el cambio de régimen de 1978–, y cuyo espíritu castrense y nacional se mantuvo hasta que la ministro de Zapatero las volatilizó en 2009 para elaborar unas que unánimemente son rechazadas entre los militares.
Además, la Pascua Militar y la toma de Menorca –por si fuera poca la burla cruel a la que la historia nos somete– remiten también a la lucha contra la piratería. A Carlos III no le tembló el pulso para combatir a los piratas berberiscos en el Mediterráneo, a los que arrebató puertos y bases mediante la fuerza: justo lo contrario que la política defendida por España contra los piratas somalíes, que es de "bajas piratas, cero". En Somalia la piratería sigue siendo un negocio próspero, y la millonaria operación Atalanta no ha conseguido reducir unos ataques que se siguen produciendo. Se han reducido a un coste económico altísimo, pero este esfuerzo económico tiene resultados escasísimos: los piratas ahora atacan en zonas distintas, utilizan más buques nodriza y llegan más lejos que antes. Los buques españoles siguen siendo hostigados, y se dedican a huir como pueden de los piratas. ¿Qué celebra Chacón, que incluso ha confirmado que dos españoles están ya secuestrados otra vez? Los terroristas del mar se mueven a sus anchas, diversifican el negocio y atacan allí donde antes no podían. Y somos incapaces de evitarlo.
A cambio de la falta de resultados en Somalia, Chacón ha informado solemnemente que las Fuerzas Armadas pueden hoy cantar victoria y declarar un objetivo cumplido: el Ejército del Aire ha sido capaz de tomar torres de control civiles, sujetar a controladores civiles, y obligarles a trabajar el tiempo que haga falta manu militari. Incluso el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire presume en El País de la brillantez de la operación, mostrando la verdadera medida de la actual cúpula militar. Y es que además de por los pantalones de Chacón, por esto será recordada la Pascua Militar de 2011: no porque las Fuerzas Armadas hayan sostenido campañas exitosas contra piratas somalíes, porque hayan logrado ocupar espacio a los talibanes y derrotarlos, o por haber desarticulado zulos y almacenes de Hezboláh repletos de armamento, sino por haber sido utilizadas con éxito contra un puñado de revoltosos controladores. Así que exactamente, ¿qué celebran?