Cuando el mundo proetarra celebra el éxito de la conferencia de San Sebastián, no está de más recordar que no son sólo Rubalcaba y Zapatero quienes trabajan a pleno rendimiento para alcanzar el pacto con ETA antes de que el PP gane las elecciones. Desde luego que el epicentro en Madrid de la negociación con ETA es el "comando Rubalcaba", encabezado desde el Ministerio de Interior por Antonio Camacho, con la supervisión del omnipresente candidato del PSOE. La otra pata de la negociación está en el País Vasco, en el PSE, con Egiguren a la vanguardia y Patxi López vigilando desde Ajuria Enea en la retaguardia.
Pero hay más ministros trabajando a escondidas para que el pacto con ETA se pueda escenificar cuanto antes. Es el caso del ministro de Justicia, Francisco Caamaño, que ya participó en la primera parte del proceso hasta 2007, y del que parten las directrices que después torpemente hace públicas Conde Pumpido en relación con los etarras detenidos. Con tiempo, será necesario rastrear hasta dónde ha llegado Caamaño en su labor de blindar el proceso en términos judiciales, pero no cabe duda de su implicación en la trama negociadora. Y más lo será ahora, que para continuar será necesario forzar no pocas leyes.
Por otra parte, si Kofi Annan se ha plantado en San Sebastián, dando carta de naturaleza internacional a las reivindicaciones etarras, la responsable es la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez. Huelga decir que sólo con su bendición y con el mensaje de que su presencia es bienvenida ha podido el desvergonzado ex secretario general de la ONU participar. Lo mismo que otros participantes, a los que se les está transmitiendo el mensaje de que el Gobierno garantiza el resultado. No nos extraña que haya sido una de las que comparecieron ayer para justificar la conferencia. La negociación también es cosa suya.
Además desde luego, está también el mórbido papel que el CNI, entre Presidencia y el Ministerio de Defensa de Carmen Chacón, juega en todo lo relacionado con ETA. A estas alturas de lucha contra el terrorismo, podemos concluir que los verdaderos expertos en lucha contra ETA están en los servicios de información de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Ellos solos se bastan para seguir de cerca a la banda y sus comandos, con eficacia y garantías. Por el contrario, con el paso del tiempo el CNI ha tenido siempre un papel contradictorio, siendo en no pocas ocasiones un estorbo y desprestigiando la labor de inteligencia contra la banda. En el GEES siempre hemos defendido la necesidad de dividirlo, como en otros países.
En conclusión: el proyecto para alcanzar un pacto con la banda antes del 20N es del gobierno en cuanto tal, y en él participan todos los ministros implicados en la antigua lucha antiterrorista, que no sabríamos nosotros como calificar ahora. Todos ellos son responsables, y de todos ellos habrá que examinar su papel en este asunto, para confirmar o descartar responsabilidades del tipo que sea.