Las elecciones serán a comienzos de noviembre del próximo año, pero ya hace varios meses que se echaron al ruedo un nutrido grupo de aspirantes a la candidatura republicana. Para su bien o su mal, y muchos dudan, los demócratas se ahorran este año el largo proceso de selección de su paladín: lo tienen ya sentado en el despacho oval.
Aunque esos aspirantes han recogido millones, formado equipos y discurseado incasablemente por todo el país, el primer acto importante de la campaña, absolutamente informal, es el llamado Straw Poll de Ames, celebrado el sábado 13 en esa localidad de Iowa. Podríamos traducirlo por la "votación de mentirijillas" o más seriamente por "votación consultiva". No todo el mundo en el país se lo toma en serio. Pertenece sin duda al rico folklore electoral americano, y muchos se refieren a él como "carnaval político". Es privativo de los republicanos y se creó en 1979. Sólo ha habido cinco desde entonces. Pero tiene su importancia porque aunque los votos no tenga nada de vinculantes y la mayoría de los asistentes han ido allí pagados por las campañas de los respectivos candidatos, finalmente alguien gana y alguien pierde y eso es, como mínimo, propaganda, pero suele ser mucho más, como lo demuestra que uno de los candidatos con mejores credenciales y más apreciados en el partido, Pawlenty, el exgobernador de Minesota, ha tirado la toalla al quedar tercero, mientras que su rival más directa, la congresista nacional de su mismo estado, Michele Bachman, se ha alzado con el palmarés.
Toda una sorpresa esta señora, procedente del movimiento Tea Party y de la que se pensaba que era un personaje un tanto pintoresco, como una par de candidatas que hicieron perder a los republicanas sendos puestos senatoriales el pasado noviembre. A parte de su indudable inclinación a la derecha propia de su procedencia ideológica, que tiene sus pros y sus contras electorales, su principal inconveniente es que su experiencia ejecutiva es la misma que la de Obama en el 2008, es decir, cero. Mientras salta Pawlenty, que no ha dejado de recordar esa circunstancia, ella confirma que cuenta.
Como hasta ahora sólo se habían celebrado cinco actos de este tipo, su valor estadístico es pequeño, pero con todo su capacidad para predecir los resultados del caucus de Iowa se ha revelado superior a cualquier encuesta. Basándose en el historial, el que gana en Ames tiene un 58% de probabilidades de ganar la cita de comienzos de enero en ese mismo estado, la que inicia la carrera de las primarias, aunque técnicamente no sea tal, sino una serie de asambleas de simpatizantes de cada partido –no de los demócratas este año–, en las que votan al candidato preferido. Tampoco ganar ahí es definitivo, pero tiene igualmente su importancia.
Este año el segundo en Ames, el libertario Ron Paul, de 75 años, es más bien un candidato marginal, mientras que el muy potente gobernador de Texas, Rick Perry, ha entrado en la contienda en el momento mismo en que se celebraba la votación "de pega". Por su parte Sarah Palin apareció y desapareció sin decir si se va a presentar o no.