Osama bin Laden considera que la nación estadounidense es un pueblo de intelectuales. De ahí que en el último mensaje que les ha dirigido poco después de conmemorarse el octavo aniversario de los atentados del 11 de Septiembre, les haya sugerido una serie de libros que además apoyan su análisis y su visión del mundo. Se trata de un texto sobre el poder del lobby israelí en Estados Unidos, de una lectura del ex presidente estadounidense Jimmy Carter sobre la situación de los palestinos, y de un libro escrito por un antiguo agente de la CIA que aclara las verdaderas causas de los atentados del 2001.
Bajo el título de mensaje al pueblo americano, la última grabación del líder de Al Qaeda está centrada en el conflicto palestino sin ninguna aclamación a los mártires que llevaron a cabo los ataques contra suelo estadounidense como en otras ocasiones. Según los expertos, tampoco deja entrever amenazas o atentados inminentes, y sin embargo busca justificar los ataques del 11 de Septiembre, explicando que se llevaron a cabo principalmente por el apoyo de Estados Unidos a Israel.
Dicen algunos analistas que Al Qaeda está presionada por sus seguidores para que ataque a Israel, de ahí sus menciones cada vez más frecuentes y beligerantes al conflicto palestino. Otros estiman que Bin Laden se muestra por primera vez como un hombre debilitado que busca una puerta de salida. De hecho parece que está en una posición difícil por los golpes asestados a Al Qaeda en las zonas tribales paquistaníes, y por importantes bajas en sus filas. La más reciente ha sido la del máximo jefe de Al Qaeda en África Oriental, sospechoso entre otras cosas de haber tomado parte en los ataques contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania en 1998.
Bin Laden ya no es el que era, al menos por el poco impacto mediático que ha tenido su último mensaje comparado con otros anteriores. Lo que no le ha impedido cuestionar a Barack Obama, tanto por haber mantenido a Robert Gates y al general David Petraeus, como por no tener el poder de terminar la guerra como ha prometido. Por ello afirma Bin Laden que continuarán con la guerra de desgaste en todos lo frentes posibles, al igual que agotaron a la Unión Soviética durante diez años hasta que colapsó.
Es posible que Osama bin Laden no sea el mismo que hace ocho años, pero la violencia relacionada de uno u otro modo con Al Qaeda sigue determinando hoy en día la estabilidad del orden internacional. Su estructura ha cambiado y ahora forma parte de un conjunto mucho más amplio de actores individuales y colectivos, cuyas actividades terroristas son variadas según los escenarios y según quién los lleve a cabo. Lo que significa que la amenaza yihadista no ha disminuido sino que ha aumentado, en gran medida porque muy pocos quieren hacerle frente. Aunque Bin Laden ahora quiera reseñar libros, Occidente haría mal en bajar la guardia.